Entre una agradable vegetación con toda su flora autóctona, un paso entre las formaciones montañosas de Los Haitises y un impresionante paisaje del Océano Atlántico desde lo alto, la moderna autopista Santo Domingo-Samaná fue el escenario donde el Alfa Romeo MiTo se lució con todas sus prestaciones, en una prueba de manejo fascinante. Así como excepcional fue el recorrido, no menos lo fue el destino: el Hotel Gran Bahía Príncipe – El Portillo.
Prestigio premium, estilo italiano, una carretera nueva con paisajes alucinantes, una playa paradisíaca y uno de los mejores hoteles de la costa norte… ¿qué más se puede pedir en un fin de semana bajo nuestro cálido sol tropical? Todo esto me esperaba desde el momento en que partí desde Empresas Dominicanas S. A., donde tomé el volante del MiTo, un Alfa Romeo con todo el peso de su renombre.
Creo que nunca antes el trayecto Santo Domingo-Samaná había estado acompañado de tantas emociones como en este viaje hacia el Hotel Gran Bahía Príncipe, en El Portillo. De alguna manera sabía que iba a vivir una experiencia inolvidable al mando de esta pequeña, pero flamante presea italiana, un auto que por la calidad de su manufactura aseguraba un grato paseo. Así fue desde un comienzo, que se prolongó de la misma forma en que se extienden las llanuras de Bayaguana, lejos del Distrito Nacional, pero cerca porque la moderna autopista te conecta de inmediato al paisaje, en la medida que vas devorando los kilómetros con una marcha afable.
Dejando atrás la autopista Las Américas, la naturaleza se nos venía encima agradablemente, captada con nuestros ojos y hasta con la imaginación. Su majestad el verde, impone condiciones de follaje exuberante en un trayecto que dejó de tener los 220 kilómetros de los tiempos de nuestros abuelos, para renacer hoy con sólo 120. “Si el camino es corto dura más el viaje”, dice un viejo refrán que nunca entendí hasta ahora. Quizás viene de un ‘mito’, pero yo lo he materializado en este Alfa Romeo lleno de impetuoso diseño.
La obediente actitud de las palmeras de antaño que, al vernos pasar, formaron fila para no perder detalles de nuestro Alfa Romeo MiTo. Fue un día espléndido y los terrenos escarpados de Sabana Grande de Boyá, ya próximos, me daban la sana percepción de un paisaje dominicano agreste e interminable, que me abría a nuevas sensaciones; sin embargo, el asfalto lleno de curvas con desafío de circuito, me hicieron sentir en mis aguas… valga la graciosa contradicción.
De mucho sirvió proteger la zona de copiosa vegetación, donde Los Haitises sí dejan ver los árboles y cuanto vivimos a continuación. Si bien las exigencias del ascenso al entrar a la Sierra de Samaná, el mar casi se entregaba a mis pies contemplado desde las ventanas del MiTo como en una ‘nave espacial’, en un tramo que gradualmente nos internó montañas arriba, pero sin privarnos de la vista de la esplendorosa costa… es aquí donde ‘la cosa se pone interesante’, especialmente a mi encuentro con tres maravillas: El Bulevar del Atlántico que se extiende majestuosamente, el océano como tal, dócil y azul turquesa y mi Alfa Romeo, más impetuoso que nunca.
El diseño del MiTo es un trofeo del Centro Stile Alfa Romeo, un equipo de diseñadores al que le ha sobrado la destreza para expresar con precisión la imagen de los gloriosos modelos Alfa Romeo, combinada con el destello de su futuro, como lo muestran, tanto esta mákina como el exquisito Giulietta. Se trata de una magnífica genética exclusiva, porque el MiTo es un compacto deportivo diferente a cualquier otro que podamos ver en la calle, pero indiscutiblemente Alfa.
El semblante aerodinámico del MiTo es una escultura con pocas líneas fuertes, y de manera particular es algo clave en su diseño; en tanto que las estrías del capó se unen en la tradicional parrilla triangular de Alfa. Los arcos de las ruedas ponen en relieve un interesante contraste en su imagen ligeramente sutil por su aspecto suave y redondo, pero robusto por su expresión esbelta y su perfil musculoso a pesar de sus dimensiones.
El interior es el refinado estilo deportivo de una genuina mákina italiana. Comenzando por la textura.