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Es digna pieza de museo, no por viejo, sino por lo increíble de su manufactura. Se trata del Bentley personal de la Corona británica, la Reina Isabel II de Inglaterra. De hecho, la Familia Real tiene una larga historia de limusinas hechas a medida que se remonta a los modelos Daimler del rey Edward VII. En ocasiones de Estado, Isabel II usualmente viaja en uno de las dos tradicionales limusinas oficiales Bentley. No es mero capricho, ni que la sangre azul se le suba a la cabeza. Es sólo por materia de seguridad.
La Limusina Bentley es un vehículo de Estado creado para la Reina por esa firma automotriz con ocasión de su Jubileo de Oro, en 2002. Este vehículo ha sido modificado de la versión R del Bentley Arnage, con una velocidad máxima de 130 mph (210 km/h). Es tres pies (91.44 cm) más largo que un Bentley Arnage estándar, 10 pulgadas (254 mm) más alto y 6 pulgadas (152.4 mm) más ancho. Está equipado con anchas puertas de apertura inversa (coach doors) que abren en la parte trasera casi 90 grados digno de cualquier cuento de hadas el Project Diamond de Bentley ha sido el auto de la reina de Inglaterra más deseado del mundo. En realidad este espectacular modelo es una limusina que la popular marca regalo a su alteza hace ya más de 10 años.
Como marco a la celebración de la coronación de su majestad hace más de 50 años, el palacio expondrá sus elementos hasta el 14 de junio y seguramente el Bentley será una de las piezas que más sensación causara.
Todos los reposacabezas cuentan con bordado de oro, mientras que las mesas para el té que están enchapadas a la cabina central están decoradas con recubrimientos de oro, que hacen referencia a la carroza real.
Además las puertas de esta unidad fueron especialmente hechas con las medidas de la Reina, para que pueda bajar y subir con facilidad. Entre alguna de las facilidades que tiene el auto de la corona inglesa.
