El Cayman S es una fascinante variante de la marca. Hace las veces de panorámica que nos permite apreciar el cardumen de ideas que pueden desprenderse de la esencia base de Porsche, donde la pureza deportiva es recreada con pasión inédita… como cualquier otro de los Stuttgart. Algunos le han reclamado al Cayman su distancia con el 911, si bien el modelo exhibe un espíritu propio, el ADN es el mismo y el aire de familia es innegable, rubricando su estirpe en nuestra prueba, cuya mákina nos mostró su poderosa y genuina conducción deportiva sobre las calles de Miami, llevando en su ‘sangre’ todo el espíritu Porsche.
La espectacular arquitectura del distrito histórico de Miami es una de las facetas más universalmente conocidas de esa urbe con sabor latino, escenario elegido para la prueba del Porsche Cayman S, por invitación a MAKINAS de la sede regional Porsche.
Miami tiene más de 800 edificios Art Deco dentro del radio de una milla en South Beach, un récord mundial capturado por Guinness. Sobre la paleta de colores pastel de esta parte de la ciudad, el sol broncea a tiempo completo. El famoso Coconout Grove con su hospitalidad de artista, es una de las zonas que ha experimentado grandes oleadas de inmigrantes, convertido en una colonia de pintores en los años 40 y 50, así surgieron las galerías de arte, atrayendo visitantes de todo el mundo. The Kampong es un jardín tropical, con 32,000 metros cuadrados, que goza de gran respeto mundial. Parada obligada para los turistas es el Lincoln Road Mall, el City Hall, Holocaust Memorial y el Miami Beach Convention Center, en una urbe muy Siglo XXI cargada de innovaciones urbanas y atractivos sin fin.
Salir del lujoso Epic Hotel, donde Porsche Latin America nos alojó, es ver cómo la noche se hace cómplice de Miami, pero se torna más tentadora en las ‘fauces’ del Cayman, por el excitante estilo que trasmite al cruzar el Macarthur Causeway hacia South Beach bajo su monumental pirotecnia. Recorrer la Washington Ave hasta el último rincón de la Ocean Drive, ya cerca de despuntar el alba. Si de ‘lifestyle’ se trata… esto es vida.
Pintoresco e igualmente histórico resulta saber que atraído por la naturaleza de la península de la Florida, el explorador y naturalista alemán Alexander Von Humboldt trazó los primeros dibujos del caimán, especie de cocodrilo que dio su nombre a esta poderosa mákina de Porsche, siendo el primer germano con sabor taíno en la historia de la marca… sí señor, así como “huracán”, “hamaca” o “tiburón”, “caimán” es un vocablo que la cultura taína legó al mundo. Ahora, ¿qué llevó a Stuttgart a elegir un nombre caribeño para uno de sus hijos? Probablemente su agilidad, su porte robusto y ligereza sobre el asfalto… yo me imagino.
Las prestaciones son del todo encomiables, por tratarse de un desinhibido curvilíneo que ha adoptado el nombre de una fiera para “dejar en el camino la fuerza de su carácter y la raigambre de su estirpe”, en palabras de Alexander Von Humboldt, casualmente fiel a la descripción de esta apasionada mákina súper excitante.
Aunque muchos aún insisten en que Porsche es 911, la diversidad de la marca luce cada vez más libre, sin extraviar su pertenencia. Nadie le reprocha nada al Cayenne, al Panamera ni al Macan, pero mucho menos al nuevo 918 Spyder Hybrid, que apunta más hacia el litoral del Cayman que del 911. El Cayman heredó genes del legendario 904 GTS, un Porsche de competencia que se apoderó de los pódiums a principios de los 60, pero sin dudas, su sombra sabe a 911.
La estampa del Porsche Cayman S es la de un individualista, del que su porte ‘da fiebre’ a los más apasionados, cual fue nuestro caso. La nueva silueta se desliza con más suavidad, y en combinación con las luces, despide todo el aroma de la casa, pero ciertamente también pueden ser los ojos de un caimán en posición de asecho. Los doble focos ahora son más verticales y las luces antiniebla están enclavadas en dos finas líneas dentro de las grandes tomas de aire frontales, que desprovistas de mallas lucen desnudas, en un sensual rapto deportivo.
Las ‘branquias’ laterales se profundizan tras las puertas, para oxigenar la súper deportividad del Cayman, mientras que los arcos de las ruedas que hospedan aros de 20 pulgadas, terminan sellando con fuerza los valores de su perfil inconfundible.
El gran portón trasero plano y casi horizontal en aluminio es una antítesis de su propia tradición, en contracanto con sus bordes laterales, que contribuyen a acentuar la aerodinámica muy estilizada del modelo que tanto cautiva a su paso. Sobre ‘la cola’ de nuestro ‘caimán’, spoiler y luces forman un todo integrado, que junto a la de reversa y el doble tubo de escape central rematan la figura indómita del Cayman S, hoy depositada con renacido vanguardismo en esta mákina escultural, que revalorizó en nosotros el sentido de la alta velocidad.
Desde el momento en que uno ‘desciende’ al asiento del conductor, el Cayman revolotea la adrenalina, entregando dócilmente el control de su marcha, al cobijo de una ergonomía ‘porschelígena’ orientada al conductor.
No es un súper deportivo más. Es toda la briosa raza Porsche clamando por demostrar de lo que está hecha. Al aprisionar su volante tripoidal revestido de aluminio y piel, la libertad sube como champaña en un automóvil de conexiones rápidas entre el tacto e instrumentos, guía y palanca… es la experiencia Porsche en pistas, que ha sido vaciada con talento en el benjamín de la gama.
Es evidente el salto entre el modelo anterior y el nuevo. Un compactado panel de instrumentos a tres esferas, cuenta con una visera cubierta en piel combinada con el color de los asientos y apoyabrazos de las puertas. La geometría del tablero y su consola central inclinada, son una síntesis de emociones, otro punto que hace del Caymán el Porsche más consecuente con el nuevo 918 Hybrid.
La pantalla central es el punto de encuentro tecnológico del info-entretenimiento, donde presenta las opciones de personalización, datos de la dinámica, opciones de conducción, navegación y equipo de sonido, del cual, al conectarlo con el iPhone via Bluetooth, el celular toma una app para hablar el idioma Apple con mi Porsche.
El concepto mecánico del Cayman germina del célebre Porsche 904 GTS con su motor central. El centro de gravedad toma más valor en la dinámica con un poderoso propulsor bóxer colocado de la forma más simétrica y en una posición muy baja para un excepcional equilibrio, especialmente en curvas. Así, los 325 caballos, en sus 3.4 litros, corren con mayor armonía al desplegar esa potencia, dispersando además 370 Nm de torque. En sociedad con estas prestaciones está la súper avanzada transmisión PDK de 7 velocidades que ofrece cambios ininterrumpidos.
Cuidándome de ser mordido por un ticket de los despiadados policías de Miami, era irresistible aprovechar cualquier oportunidad que me diera al menos un poco el verdadero sabor a fuerza G y escuchar el rugido de la fiera, porque a sólo 30 cm detrás de mí bufa una ‘bestia’ boxer de 6 cilindros sedienta de millas. Así lo hice tomando un poco de la 95 North. Del pulso quieto al acelerado apenas hay una sola leva de diferencia, por eso es preciso confabularse con esta mákina para apreciar en toda su dinámica la ‘química’ del Cayman.
En el panel de instrumentos, entre las opciones de vista del monitor digital, la más interesante es el indicador de fuerzas G, con un pequeño círculo rojo que se mueve según la fuerza que ejerce la mákina. Pulsando el botón ‘SPORT PLUS’ y desactivando el control de tracción, ambos en la consola central, era inevitable darme un baño de ‘Launch Control’ y convertir el Cayman S en un proyectil, así bolita roja parece bajar del tablero al piso. Con la transmisión PDK y el paquete ‘Sport Chrono’ este reptil de cuatro ruedas vuela de 0 a 100 Km/h en 4.6 segundos.
El Porsche Stability Management (PSM) es una tecnología exclusiva de la casa que aumenta la estabilidad y la agilidad del Cayman en cualquier maniobra, gracias a sensores que corrigen de forma selectiva cada rueda para trazados de conducción perfectos. A esto se suma el Porsche Torque Vectoring (PTV) que administra la distribución variable del torque en las ruedas traseras cuando se toman las curvas rápidas. ¿Más?, el Cayman cuenta con el Porsche Active Suspension Management, un sistema automático o manual que ajusta la suspensión continuamente de la fuerza de amortiguación de forma individual.
Es ineludible decir que montarse en la butaca de este biplaza brinda una sensación 100% Porsche incluso antes de encenderlo, porque el cockpit del Cayman acomoda al conductor como un piloto de carreras, pero magia está en el confort que invita a recorrer viajes largos. El Caymán S es el súper deportivo europeo con la mejor relación valor-precio, es una de las razones que le dieron el premio del ‘World Performance Car’.
Esta creación de Porsche rueda en todos los mercados de América desde meses atrás, con una República Dominicana extasiada por ‘sus curvas’, por ser una de las ‘pasiones más ligeras’ creadas por la firma alemana. Con su alma de aluminio este Porsche de excepción, se une a una filosofía de mákinas súper deportivas concebidas en Stuttgart, esta vez asociando al modelo con uno de los animales más formidable y mejor diseñado por la naturaleza. La potencia descomunal de su motor, respondió con docilidad absoluta a los movimientos y mandatos, convenciendo una vez más de la armoniosa conjunción que puede realizar una ingeniería situada en el tope de la industria.
El Cayman es una síntesis de potencia, carácter, formidable dominio del entorno, bajo peso y una flexibilidad pasmosa, apasionadamente orientado al conductor, cuya arquitectura nos deja una grata impresión de lo que la ciencia Porsche es capaz de desarrollar sobre cuatro gomas.