El crecimiento económico experimentado en China y los altos niveles de contaminación generado por el cada vez más creciente parque vehicular, con más de 14 millones de unidades vendidas sólo en el año 2012, son el detonante para que el país comience a tomar medidas encaminadas a limitar el número de automóviles que circulan en sus enormes ciudades.
Entre las medidas para reducir los niveles de partículas contaminantes del aire en un 15% para finales del 2015, se ha propuesto la restricción de las horas en que los vehículos pesados pueden entrar en el centro de la ciudad, la restricción vehicular para automóviles de pasajeros a partir del próximo año y la exigencia de que los nuevos automóviles cumplan estrictamente con los estándares de emisiones de CO2.