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Una fábrica que reúna lo mejores estándares japoneses y la calificadísima mano de obra norteamericana casi es una realidad, creada para producir el Infiniti Q50 y el no menos sofisticado Mercedes-Benz Clase C y sus derivados. Con 319 millones dólares de inversión y una capacidad total de producción anual de 250,000 motores en un perímetro de 310,000 pies cuadrados de instalaciones, representa una vigorosa apuesta de las mega marcas al desarrollo de la industria. El primer motor a ser ensamblado será un 2.0 litros turbo de gasolina del alemán, propulsor estará entre las versiones del Infiniti Q50.
«Lo que estamos construyendo en 17 años de experiencia del sistema de propulsión aquí en Decherd, teniendo los mejores estándares de calidad de Japón y Alemania, y la combinación de las personas con nuestra fuerza de trabajo altamente calificada EE.UU.», agregó Gary Edwards Vice CEO, de la planta.
