Triste, doloroso, trágico y cruel. Este es un escenario desgarrador para cualquier amante de los autos. Ver un McLaren 620R siendo destrozado por una retroexcavadora no es nada fácil de contemplar. Pero se trata de una demostración pública sobre el destino de los autos que son importados ilegalmente, sin importar lo que cueste. Queda claro que en Filipinas no juegan.
La Oficina de Aduanas de Filipinas fue directamente la encargada de la demolición, llevándose de encuentro nada menos que 1.2 millones de dólares en automóviles. La primera fase de esta ‘ejecución publica’ fue llevada a cabo sobre 14 SUVs Mitsubishi. La segunda contaba con un desfile de mákinas exóticas y superlujosas, encabezada por un McLaren 620R, seguido por un Bentley, un Porsche 911, un Mercedes-Benz SLK, un Lotus y un Genesis Coupe.
Lo más doloroso de esta escena es el McLaren 620R, porque de este modelo sólo se produjeron 350 y sin dudas se pudiera haber convertido en una pieza de colección. El lógico pensar que el valor de esta mákina está por encima de la circunstancia dada la posibilidad de donarla a algún museo. Pero por otro lado, hay que entender que en Filipinas este es el precio de violar la ley.
En 2018, el gobierno filipino sentenció la misma ‘condena de muerte’ a una flota valorada en unos 8 millones de dólares, cual resulto ser un espectáculo al mejor estilo Monster Truck.