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En uno de los circuitos de mayor peso, como el Susuka nipón, tres situaciones impensables concurrieron en la celebración del Grand Prix de Tokio 2014: el aparatoso accidente del francés Jules Bianchi, del equipo inglés Marussia, el triunfo cero champagna de Lewis Hamilton, con Nico Rosberg y Sebastian Vettel invitados a subirse al podio, cómo gracioso relleno para los flashes, pero igualmente cero sonrisas para las cámaras.
Ahora, Lewis dispone de 10 puntos de ventaja sobre Rosberg al frente del campeonato. Fernando Alonso quedó inédito. Su bólido se paró antes de que se diera la auténtica salida del Gran Premio. La fuerte lluvia hizo que se iniciara la prueba tras el safety car y fue detenida tras la segunda vuelta durante unos 25 minutos. Cuando se decidió reiniciarla, asimismo tras el safety, el Ferrari perdió potencia y Fernando lo aparcó al lado de la pista. Detenida en la vuelta 46 de las 53 previstas, salió a relucir el tono gris sobre los cielos de la Fórmula. El accidente de Bianchi no era para menos: su Marussia impactó contra la grúa que estaba intentando retirar el Sauber de Adrian Sutil y tuvo que recibir asistencia médica urgente. Caras serias de todo el mundo en el podio porque los pilotos y el mundo de la F1 eran conscientes de la gravedad del incidente. Por ello no se descorchó el champagne en el podio.
