Porsche acertó al crear una mákina capaz de brindar lo mejor de todos los mundos con la Cayenne de primera generación en 2002. En ese momento el fabricante alemán coqueteó con la posibilidad de brindar en el futuro diversas opciones de carrocería. Dentro de las propuestas manejadas existían tres variantes adicionales: un coupé, una versión alargada con 3 filas de asientos y hasta un descapotable.
Y lo que inició como una idea considerada poco convencional se materializó, con la creación de un convertible basado en el Cayenne. Hoy en día, todavía existe ese único modelo de Cayenne descapotable guardado en el Museo Porsche. Este prototipo no es para la carretera, los diseñadores quitaron el techo y prescindieron de las medidas de rigidez de carrocería necesarias para un convertible por ende no posee la capacidad de proporcionar una conducción segura y estable, sino que desde su inicio fue creado para ser exhibido como modelo de función de paquete, o PFM para abreviar.
Los principios a evaluar con el PFM lejos de planificar pruebas de manejo, se centró en analizar cuatro criterios:
Ante tanto debate todavía había desacuerdo sobre estos aspectos en 2002, y fueron diseñadas dos secciones traseras diferentes para el modelo de función de paquete. La luz trasera izquierda fue colocada en la parte baja de la trasera del automóvil, mientras que la derecha estaba notablemente más alta. Además fue concebido un mecanismo de techo blando ahora familiar: la tapa del maletero del Cayenne PFM tiene bisagras en la parte delantera y trasera, por lo que puede abrirse en ambas direcciones. El techo debía moverse hacia atrás sobre la barra antivuelco fija y colocarse allí en un pliegue en Z debajo de la tapa del maletero, que se abría en la dirección opuesta. Ha funcionado de manera similar con el Porsche 911 Targa desde la generación 991.
Ahora bien en el caso del Cayenne Cabriolet, se caracterizó por ser un prototipo que a nivel de mecanismo nunca fue diseñado por completo, sino que permaneció únicamente en una simulación por computador. El techo de tela está ahora en el baúl de la pieza de museo y debe ser colocado a mano si es necesario.
«Un SUV cómo descapotable es un desafío en términos de estética y forma», dijo el jefe de diseño Michael Mauer, quien no estaba en el cargo en 2002, al analizar el concepto actual. “El SUV siempre tiene una carrocería grande y pesada. Combina eso con una pequeña mitad superior y luego corta el techo; terminas con volúmenes extraños en términos de forma”.
Si bien es cierto que la idea del coupé de 2002 fue retomada más tarde e implementada en 2019, aunque a nivel de producción es un modelo exitoso, Porsche no persiguió más la idea del convertible. Las previsiones sobre la rentabilidad no eran especialmente atractivas y quedaban dudas sobre si él mismo ofrecería todo lo que Porsche debería.