A fin de atender a la demanda de América Latina, Jeep aperturó una fábrica y un parque de Proveedores, dos emprendimientos de gran trascendencia, valorados como un hito histórico en muchos aspectos. Esta es la primera gran inversión de Fiat Chrysler Automobiles (FCA), uno de los mayores grupos mundiales del sector automotor, a partir de la fusión global entre Fiat y Chrysler. También es la más moderna fábrica del grupo en el mundo, pues al reunir lo mejor que Fiat y Chrysler acumularon en sus historias centenarias, representa lo más avanzado en términos de la industria automotriz y de gestión, incorporando desde su concepción las mejores prácticas orientadas en la eficiencia, la calidad y el desempeño.
“Este también fue el proyecto más complejo hecho hasta ahora en la historia de la compañía, considerando el objetivo de construir no solo una fábrica de autos sino también de incluir en su perímetro un parque de proveedores de clase mundial, con el fin de producir vehículos también de clase mundial, siempre en sintonía e interacción de los depositarios”, afirma Stefan Ketter, que coordinó la construcción de las instalaciones Jeep.
La inversión total superó los USD $2.3 mil millones (R $7 mil millones), de los cuales USD $1 mil millón (R $3 mil millones) en la fábrica Jeep, USD $670 millones (R$ 2 mil millones) para el Parque de Proveedores y el resto destinado al desarrollo de productos y otras inversiones.
La fábrica Jeep ocupa un área construida de 260 mil metros cuadrados y tiene capacidad para producir 250 mil vehículos por año. Dentro del perímetro fabril, también se levantó el Parque de Proveedores, un complejo de 12 edificios que ocupan 16 empresas responsables de 17 líneas de productos. El Parque de Proveedores ocupa una superficie de 270 mil metros cuadrados.
El emprendimiento empleará a final de año más de 9 mil trabajadores, 3,300 en la planta Jeep, 4,900 en el Parque de Proveedores y 850 en servicios generales. De ese total, el 82% son del nordeste brasileño y el 78% de Pernambuco.