El Q50 es el primer auto del mundo con dirección totalmente electrónica ‘Direct Adaptive Steering’), un paso gigante en la industria
Takashi Murakami, el más importante artista contemporáneo de Japón, sostiene que “El infinito es la forma de la que manan todas las formas”, acuciosa reflexión que parece calzar con la dinámica de otro gran japonés llamado Infiniti, por la manera en que se proyecta con sus autos, inducido de formas nuevas a las puertas de su propio futuro. El Q50 es parte de esa magia, dado su cadencioso timbre muscular y su ineluctable temperamento premium y eminentemente tecnológico, donde un prominente “Inspired Performance” fluye más envolvente que nunca.
De la prueba extraemos su ‘vanguardizado’ estilo, que ya está disponible en el showroom de Infiniti Santo Domingo, con todos los poderes para reclamar una gran porción de compradores en la zona más exigente de la industria, donde los premium se baten hombro con hombro en el Olimpo automotriz.
Sebastian Vettel, Director de Performance de Infiniti, ha jugado un rol crucial en la concepción del totalmente nuevo Infiniti Q50, siendo el único modelo que puede afirmar estar bajo la supervisión de un tetra de la Fórmula 1 como miembro de su equipo de desarrolladores. Dicho de otra forma, ‘Vettel ha sido vital’ para este modelo en particular y no un simple recurso cosmético de marketing como algunos afirman, porque la experiencia de sus miles de kilómetros en las mayores exigencias de conducción deportiva, fueron vertidas de la manera más idónea en el Q50 antes de salir a la calle. Hoy por hoy, Sebastián Vettel personifica el lema de Infiniti por el dominio alcanzado en el más riguroso deporte de la velocidad, donde los logros en tecnología automotriz se proyectan primero, antes de aplicarse a los autos de los simples mortales.
El ‘infinitismo’ del rostro del Q50 brilla en su parrilla negra de tejido sobrio, expresando nuevas cargas de refinamiento, donde germinan sus formas extrovertidas que resultan una escultura de la aerodinámica. El juego de olas en líneas suaves y profundas que definen la imagen musculosa del Q50, expresa de forma categórica la destreza en diseño automotriz. Nada es casual. La relación de la marca con el equipo Infiniti Red Bull Racing ha contribuido al perfeccionamiento del diseño ‘Q50’, porque su aerodinámica fluye con enseñoreado nuevo carácter y maestría. Esto es justo lo que Christian Horner, Director de la Escudería, le explica a MAKINAS en nuestra visita al Paddock de Infiniti Red Bull en Canadá, diciendo: “el Infiniti Q50 se beneficia explícitamente de nuestros estudios sobre la ciencia de la aerodinámica aplicada en nuestros monoplazas”.
Las ópticas principales dejaron de ser simplemente luces para transformarse en los primeros ojos LED de la industria. Aparte de ser un ‘humanizante’ hallazgo en diseño, simbolizan la mirada acuciosa de una marca premium que sabe reinventarse de futuro. “El que tenga ojos que vea”… es lo que dicen, pues Infiniti lo ha hecho y ahí está el Q50, cuyas luces siguen el movimiento de la dirección para mayor visibilidad y de paso gozan de una vista permanente del exclusivo camino Infiniti.
Un perfil fornido de punta a punta incentiva la sensación de deportividad con hombros bajos, de los cuales se destaca el arco de los cristales, siendo la caída de las puertas traseras un originalísimo toque de diseño propio de Infiniti. Las luces traseras son dos piezas de elegancia que hace juego con los ‘ojos’ del Q50, en un contorno prominentemente atlético que concluye con la fortaleza de su doble escape. En síntesis, un deportivismo de clase “Inspired” con fluido sabor ejecutivo.
Dentro del perímetro interior la órbita Infiniti ofrece placer eximio, con avanzadas tecnologías en vivaz contraste con las más finas y lujosas aplicaciones artesanales. La gala del habitáculo se desmerecería con algún adjetivo común, por ello nos quedamos con lo vivido durante nuestra prueba, donde tacto, vista y ánimo le otorgaron un estatus de excepción. Pero es el diseño interior plenamente envolvente lo que hipnotiza. El aire ejecutivo y deportivo del volante ‘súper multifunción’ es la punta de lanza del resto de los elementos, destacando de fondo sus finos y grandes relojes con los típicos círculos luminosos en violeta.
El ‘magistralismo’ digital domina la escena desde el centro del tablero con una doble pantalla táctil que más bien parecen dos iPads, que contienen el sistema ‘InfinitiInTouch’ de última generación, entonando nuevos niveles de personalización y control intuitivo, y sirviendo todas las aplicaciones de un avanzado ‘infotaitment’, entre ellas descargas de Apps de diferentes soluciones de conectividad, incluyendo las redes sociales. Obviamente integra conexión USB, Bluetooth, y aplicaciones propias de ‘Smartphones’. El sistema de audio BOSE es una sinfónica de 14 altavoces en su ‘Surround Sistem’ y el perfeccionado ‘HD radio’. Pero la utilidad más interesante de este centro control es la gama de configuraciones personalizadas para la conducción, que incluye el inédito programa de ajuste de la dirección con la tecnología que hace al Q50 el primer auto del mundo con dirección totalmente electrónica: el ‘Direct Adaptive Steering’, un paso gigante que parte las aguas de la industria.
Al abordar el tema del confort las palabras no parecen avanzar con la presteza justa, especialmente por la elegancia natural de los materiales al tope de la vanidad y la cultura del detalle desarrollada a todo Infiniti.
Los asientos del Q50 literalmente llegaron desde del espacio sideral por ser fruto de investigaciones de la NASA, que los ‘ergonomiza’ con el patentado placer ‘Zero Gravity’. ¿Qué significa? Que los asientos ofrecen la postura idónea, llevando la palabra fatiga a la extinción. El resultado es incuestionable: el Q50 posee uno de los habitáculos más deportivos, cómodos, tecnológicos y por qué no… más soberbios de la categoría.
El Q50 goza de conquistas avanzadas para brindar una respuesta de conducción con gran carácter a la hora del ‘písalo’, en consonancia con el enfoque de la marca de privilegiar de prestaciones al conductor.
El modelo de nuestra prueba fue el Q50S Hybrid, con una propulsión compuesta, por un lado, del poderoso motor V6 3.5 litros con 302 hp y 350 Nm de torque; y por el otro, de un eléctrico de baterías de Li-ion con 67 hp y 270 Nm de torque, amparado con una de las más avanzadas tecnologías de auto-regeneración de la industria, otro golpe de ventaja derivada de la Formula 1. El flujo de potencia de esta combinación motriz fluye a través del sistema ‘Direct Response’ de doble embrague, que garantiza una respuesta inmediata, continua e imperceptible en la activación entre uno y otro o ambos motores. La transmisión automática de siete velocidades está enfocada a incrementar el rendimiento y dotar de más poder a su personalidad hibrida.
Estamos hablando de una potencia total de 360 caballos de fuerza y unos impresionantes 546 Nm de torque, de los cuales 270 están disponibles desde 0 rpm, que a los 1,470 descarga todo el par máximo. Así este ‘sedán ejecutivo de sangre azul’ es capaz de dispararse de 0 a 100 Km/h en sólo 4.9 segundos. El Infiniti M35h (ahora de la gama Q70) está inscrito en el libro Guinness con el record del vehículo híbrido con mayor aceleración del mundo, pero como diría Alfredo Nin: “Chup, chup… hay cambio!”.
La exquisita conducción del Q50 exhibe fogosidad en todo momento. Encanta de manera especial el ‘pionerismo’ del sistema de dirección electrónica o ‘Direct Adaptive Steering’, que funciona como el mando de dirección de los aviones: 100% eléctrico. El programa de personalización en la pantalla central permite ajustar el volante al gusto o ánimo del conductor con los modos PESADO, ESTÁNDAR y LIGERO para la sensibilidad, y RÁPIDO, ESTÁNDAR y CASUAL. Una de las características más interesantes es que las imperfecciones del pavimento no entran a la cabina como ocurre con los sistemas tradicionales. Para la conducción más deportiva, lo que manda es el modo PESADO y RAPIDO; así con el volante en mano y este sistema la precisión de manejo cruza a los mejores niveles del paladar ‘adrenalínico’ a lo que se suman unas prominentes levas de magnesio sólido para los cambios de velocidades con todo el sabor del mundo ‘racing’.
Takashi Murakami es responsable del ‘doodle’ de Google, animes y videojuegos de gran arraigo. Su influyente presencia en el campo del diseño industrial lo llevaron a afirmar que “Cualquier objeto de uso diario es armoniosa síntesis de lo comercial, lo social y lo anatómico”, una proclama que aplica muy bien en favor del Infiniti Q50, al hacer arte del diseño, las exquisitez de las prestaciones alcanzadas y las emociones que recrea a base de trazos y tecnologías. Su estilo es un salto cuántico de diseño que cobra nuevas escalas al “Inspired Performance”, por la forma tan incesante como el concepto de marca fue vertido en este modelo. Se trata de un perfeccionista, obra de exquisitez sobre ruedas que nuestra prueba valoró con creces. Sus recursos exclusivos rinden tributo al sentido estético del arte japonés, que sabe transmitir la expresión de modernidad en sus diseños actuales, reuniendo lo mejor de los ámbitos de la sobriedad y la deportividad.
En nuestra prueba se abrogó las mejoras notas en todos los aspectos, producto de su sofisticada naturaleza premium, que nos lleva a concluir en lo inevitable: el Infiniti Q50S Hibrid es placer infinito.