La industria automotriz ha sido altamente cuestionada a través de los años, por la contaminación que produce tanto por vehículos diésel como por los de gasolina, siendo un factor responsable en el aumento de las emisiones globales.
No obstante, lo que mucha gente no sabe es que los gases no son la única fuente de contaminación. De hecho, según un estudio británico, gran parte de las partículas finas emitidas por el transporte no proviene únicamente de los motores, sino de los neumáticos, de la propia carretera y sobre todo de los frenos.
Se cree que solo la fricción entre las pastillas y los discos de freno podrían ser responsable de una quinta parte de la contaminación generada por los carros. Con cada frenada, los vehículos emiten unas pequeñas partículas que hacen referencia a las emisiones PM2.5. Estas partículas, según datos científicos, podrían resultar tan dañinas para los pulmones como los gases de la combustión, ingresando al torrente sanguíneo, causando impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (derrame cerebral) y problemas respiratorios, al mismo tiempo, que contaminan tierras y agua.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 99% de la población mundial respira aire que excede los límites de calidad recomendados por dicha entidad.
La contaminación que sueltan los discos de freno, para muchos “invisible”, ya se encuentra señalada en los documentos oficiales de la norma Euro 7, encargada de definir los límites de emisiones permitidas para los futuros automóviles en toda Unión Europea.
CLOVE (Consorcio para las Emisiones Ultrabajas de los Vehículos), que sirve de asesoramiento para la futura norma Euro 7, es que las emisiones contaminantes de los frenos se reduzcan entre un 40 y un 60%.
Se prevé que la entrada en vigor de la normativa Euro 7, prevista para el 2025 y 2026, se convierta en un punto de inflexión en el sector, de cara a lograr la neutralidad de carbono para 2050.
Aunque todavía no se han especificado los límites máximos para los vehículos con motores de combustión se espera que la norma suponga el fin de los modelos no electrificados.
Lo que sí podemos resaltar es que cada vez más, las restricciones para la industria automotriz son más severas, buscando reducir los contaminantes o eliminar algunos de ellos.