Cuando Magnus Moore explica su trabajo, generalmente se encuentra con expresiones de perplejidad, lo cual es bueno porque le divierte que la gente no detecte fácilmente cuál es su trabajo.
«La mayoría de la gente no tiene idea de lo que hablo cuando digo que soy un ingeniero de ruido del viento. En sí mismo, es muy simple: manejo el ruido creado por el viento a medida que fluye alrededor del vehículo. Por ejemplo, si cierras la ventana de tu auto, pero aun así suena ligeramente abierta, eso es un problema«, explica.
Admite que no hay tal cosa como un día promedio. Él y sus colegas se involucran durante todo el proceso de diseño del vehículo: comienza con la revisión de los bocetos de diseño iniciales y luego avanza a los elementos de estilo detallados, que contribuyen a crear un impacto significativo.
La teoría de la simulación digital se valida utilizando modelos de arcilla en un túnel de viento para visualizar y probar los detalles más pequeños del diseño. Este proceso reiterativo continúa a medida que el equipo de ruido del viento colabora con los equipos de estilismo e ingeniería de vehículos para refinar aún más la superficie de diseño con el objetivo de lograr el rendimiento óptimo.
«Usamos herramientas de simulación digital mucho antes de que haya un vehículo real para revisar, luego tenemos un extenso programa de ‘prueba física’ para validar el desempeño. Como parte de esto, estamos experimentando constantemente con nuevas herramientas de análisis de vanguardia que buscan mejorar la correlación entre las actividades digitales y físicas«, añadió.
Estas simulaciones evalúan muchos aspectos del flujo de aire, incluso asegurando un flujo de aire de enfriamiento suficiente a través del compartimiento del motor, lo cual es importante – por ejemplo – al remolcar una casa rodante pesada en una colina empinada. Las simulaciones también ayudan a comprender cómo podría ser el ruido para los diferentes pasajeros dentro del vehículo con el objetivo de garantizar una experiencia positiva.
Para Magnus, la emoción viene de ver vehículos en la carretera y saber que ha jugado un papel para que eso suceda.
«Miro a otros vehículos y pienso en cómo podría haber evolucionado su historia. Para mí, el flujo de aire es muy visual, puedo imaginar el viento que pasa por el vehículo y ver los cambios que se hicieron para mejorar su aerodinámica o el ruido del viento. Con los modelos en los que he trabajado puedo ver el diseño general y recordar los cambios detallados que hicimos, y me siento orgulloso cuando veo cómo se ha unido todo», comenta.
Esos cambios son significativos, incluso si no se notan hasta que se señalan. En el actual Nissan Qashqai hay numerosos toques sutiles en el diseño que se han creado exclusivamente para mejorar la aerodinámica y reducir el ruido del viento. Por ejemplo, las superficies curvas alrededor de las luces traseras administran con cuidado el flujo de aire en la parte trasera del vehículo, mientras que los generadores de vórtices reducen la resistencia debajo de la cubierta del motor.
En la búsqueda de la perfección aerodinámica, no se trata solo de mirar hacia el futuro: uno de los vehículos más aerodinámicos fue diseñado originalmente a fines de la década de 1930 en Alemania. Nombrado el «Schlörwagen«, fue un diseño experimental de vehículo que, aunque es totalmente impráctico para un vehículo moderno, continúa inspirando a los ingenieros de hoy en día.
«Una gota de lluvia se ve tradicionalmente como una de las formas más aerodinámicas del mundo, pero si se aplicara este diseño al coche, ¿dónde colocarías las ruedas, los pasajeros o su equipaje? No es fácil, Europa es probablemente nuestro mercado más desafiante debido a la variedad de estilos de conducción, las condiciones de las carreteras y las expectativas de los clientes», puntualizó.
El desafío también consiste en satisfacer las demandas de un negocio manufacturero de alto volumen. Con miles de vehículos producidos en nuestras plantas, se debe tener mucho cuidado para garantizar la continuidad y la calidad. Hacerlo mal puede causar un gran impacto. Es algo de lo que Magnus está muy consciente.
Las tecnologías en desarrollo también están afectando el papel de Magnus: «La gestión de aeroacústica es aún más desafiante en vehículos eléctricos como el Nissan LEAF porque hay un sonido mínimo del motor para enmascarar el ruido del viento. Abordar eso es uno de los mayores desafíos que hemos enfrentado en los últimos años«, reflexionó.