Cualquier listado de grandes mákinas de décadas recientes no puede estar completa sin la mención del proverbial Mazda RX-7. Para muchos expertos y no expertos fue el pináculo de los deportivos de ingeniería japonesa, y en gran proporción se debió a su motor Wankel de altas revoluciones.
Mazda concluyó la producción de la tecnología Wankel en el 2012, no porque quisiera, sino porque tuvo que hacerlo, dadas las exigencias europeas sobre emisiones. Pero, oh!! sorpresa, Mazda ha anunciado su intención de volver a encender los motores rotativos con una nueva patente, e incluso se atrevió a proponerlos para su “fulminante” concept RX-Vision, bajo el ámbito de lo que hoy se conoce como la reingeniería «Skyactiv-R«. Después de todo, por lo que pinta el concepto, la feroz mákina se lo merece. Ya veremos cómo seguirán esto planes de Mazda.