Nissan se tiró alante en el Salón de Tokio con dos conceptuales incasillables, denominados IDx, basados en la misma arquitectura, aunque con enfoques bien distintos. Uno está pensado para la ciudad y el segundo está desarrollado por Nismo, la división de competición de Nissan. Recordemos que NISMO son las siglas de Nissan Motorsport International Limited, la división de deportes de motor y desempeño de Nissan Motor Company.
El diseño de estas dos variantes del IDx, tanto exterior como interior, se ha creado teniendo en cuenta las ideas y opiniones de usuarios, por lo que Nissan lo llama una co-creación. Además, el aspecto de ambos se inspira claramente en modelos del pasado, como el Skyline 2000 GT-R, ícono japonés de los 70, a quien concede ciertos guiños.
De curiosa apariencia exterior, el IDx Freeflow mide 4.1 metros de largo y luce un pilar trasero poco convencional, una estrecha parrilla acompañada de modernos faros, gomas de 18 pulgadas, salida de escape central y algunos detalles retro como los retrovisores instalados sobre el capó.
Este prototipo compacto de cuatro plazas ofrece, según la marca, un interior que parece un salón dentro de un automóvil. No faltan los detalles modernos, como el volante o el velocímetro, junto a elementos clásicos como un reloj analógico. Llaman la atención también la tapicería vaquera y las inserciones metálicas.
Nissan apunta a que este tipo de vehículo podría equipar pequeños motores de 1.2 ó 1.5 litros de cilindrada junto a una transmisión automática CVT de variador continuo.
En cuanto al Nissan IDx Nismo, la marca asegura que muchos de los co-creadores de esta variante Nismo del IDx son jóvenes que crecieron con videojuegos de autos y simuladores. Tanto el frontal como la zaga lucen un aspecto bien diferente al del Freeflow. Elementos aerodinámicos de fibra de carbono, gomas de 19 pulgadas con neumáticos en dimensiones 225/40 R19 o las salidas de escape laterales son algunos de los rasgos más característicos de este prototipo. Nissan se imagina este vehículo con un motor 1.6 litros turboalimentado, capaz de ofrecer una experiencia deportiva, combinado también con un cambio CVT.
Por dentro llaman la atención las cubiertas de Alcántara en color rojo para los asientos, el volante forrado también en color rojo, superficies metálicas, los relojes del cuadro de instrumentos en negro y detalles como las cintas en rojo para la apertura de puertas.
El que pudo ver los albores Nissan en aquellos distintivos modelos de los 70, difícilmente no se le ponga la piel de gallina al ver esto sendos prototipos.