La era del Cadillac en la marquesina de la Casa Blanca tal vez llegó a su fin. Al menos eso parece. El Gobierno estadounidense busca un sustituto para uno de los vehículos más importantes del país, la limusina que asegura la protección del presidente de Estados Unidos. ¿Cuál será ahora la marca que transportará al hombre más poderoso del mundo? La empresa que se encargará de suministrar el nuevo auto presidencial será notificada el 29 de septiembre, aunque el anuncio del ganador del concurso no será público. De hecho, lo más probable es que el automotor no será revelado hasta que esté a punto de entrar en servicio a principios de 2015, cuando el próximo presidente de Estados Unidos asuma el puesto. Pero todo parece apuntar que el encargo podría recaer en el actual proveedor del vehículo, Cadillac, la marca de lujo de General Motors (GM). De ser así, todo quedaría tal como está, pero claro con un nuevo inquilino en la silla de alfileres de los Estados Unidos.
El presidente estadounidense realiza todos sus desplazamientos terrestres cortos a bordo de «La Bestia», el apodo con el que se conoce a la limusina presidencial, especialmente diseñada para proteger en las condiciones más extremas al inquilino de la Casa Blanca.
En la actualidad ese automóvil es un derivado del vehículo de calle Cadillac DTS.
Pero sólo en apariencias «La Bestia» es un Cadillac similar a los que se pueden ver en cualquier concesionario norteamericano.
Aunque todos los detalles que envuelven a «La Bestia» son secretos, desde sus dimensiones hasta el motor que lo impulsa, analistas y especialistas han podido componer en los últimos años un retrato robot de las características de la actual limusina presidencial.
Especialistas han señalado que dicho coche está equipado con un centro de comunicaciones ultra avanzadas, capaces de resistir ataques bioquímicos y en caso de que el presidente necesite una transfusión de sangre, en el maletero hay un banco de sangre.
El maletero también parece estar equipado con oxígeno y equipos para combatir incendios.
El depósito de gasolina está protegido para evitar que pueda explotar incluso si recibe un impacto directo. Lo mismo sucede con los neumáticos, que están protegidos con Kevlar. En caso de que sean destruidos, unas ruedas de acero permitirán al vehículo seguir rodando.
En la parte delantera «La Bestia» parece estar equipada con un sistema de visión nocturna y lanzadores para gases lacrimógenos así como otras.