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En las 24 Horas de Le Mans que fue celebrada recientemente, los aficionados que estuvieron en el campamento para empleados de Porsche se vieron sorprendidos por un vecino insólito.
Hace 75 años que Porsche es una gran familia, desde la dirección hasta la línea de montaje. Y a principios de verano, cuando las condiciones son propicias en cierto rincón del noroeste de Francia, a esa familia le gusta ir de acampada.
Porsche ha apoyado al equipo oficial de resistencia desde su vuelta a esta competición con un grupo itinerante de empleados invitados a acampar juntos en el circuito de la Sarthe. El campamento para trabajadores de Porsche se ha convertido en una especie de institución en los últimos años, un asiento de primera fila en la carrera más importante del mundo con un incomparable ambiente de fiesta.
Los asientos son elegidos por sorteo y solo hay 400 plazas disponibles. En 2023, con Porsche Penske Motorsport compitiendo por la victoria absoluta con el 963, las solicitudes han sido muy numerosas. El encargado de gestionar esta demanda y el éxodo anual de Porsche a La Sarthe es Richard Schramm, Asistente del Consejo de Dirección en el área de Recursos Humanos y Asuntos Sociales.
«Celebramos el sorteo en abril y hubo una enorme demanda de entradas», comentó Schramm, «porque era una oportunidad única de ir al centenario de Le Mans en el 75º aniversario de Porsche. Más de 1,200 personas presentaron su solicitud. Solo repartimos 200 entradas y todos los que ganan una pueden llevar a un acompañante».
Le Mans está a nueve horas en auto de Stuttgart. El jueves anterior a la celebración de la carrera, las carreteras al este de Baden-Württemberg estaban salpicadas de una mezcla de furgonetas tipo camper, autocaravanas y una variedad de modelos Porsche, desde Cayman y 911 hasta varios ejemplares del Taycan Sport Turismo, muy práctico y totalmente eléctrico. El campamento se fue llenando a lo largo de los dos días siguientes, con viejos amigos que se reencontraban y nuevas amistades que se formaban ante la expectativa compartida de lo que estaba a punto de suceder. Estacionado en una esquina había un 911 Turbo S negro, inusual por su tienda de techo a juego.
Con motivo de la 100ª edición de Le Mans, el campamento para empleados acogió una serie de eventos especiales. Además de la tradicional barbacoa y el espectáculo musical, los pilotos André Lotterer, Dane Cameron y Nick Tandy, uno de cada auto oficial, visitaron el lugar para participar en una sesión de preguntas y respuestas y tirarse fotos. También se unieron a ellos el embajador de la marca y veterano piloto del 919 Hybrid, Mark Webber, y representantes de la iniciativa «Racing for Charity».
El momento más memorable del fin de semana para muchos fue uno improvisado. El mismo día de la carrera, los empleados que hacían cola para desayunar se encontraron con Oliver Blume. Deseoso de estar en el centro de la comunidad Porsche en este notable fin de semana en la historia de las carreras, el Presidente del Consejo de Dirección había tenido la inusual idea de dormir bajo una lona entre sus compañeros de trabajo.
Acampada en una tienda sobre un 911 Turbo
Blume, de 55 años, estuvo acompañado por su esposa y durante dos noches acamparon en una tienda de campaña en el techo de su 911 Turbo. Aunque tuvo una apretada agenda durante el fin de semana, encontró tiempo para estar con sus compañeros de campamento, viendo la carrera y disfrutando del ambiente.
«Tengo la suerte de que mi trabajo me permite estar tan cerca de la acción como cualquiera podría soñar», expresó Blume tras el fin de semana. «Pero este año ha sido increíblemente especial: acampar sobre un 911, en medio de la comunidad Porsche, es algo que nunca olvidaré. Los aficionados son el corazón de Le Mans, y eso es lo que nos sigue atrayendo».
Luego del resultado de un debut difícil para el 963 en Le Mans, el sentimiento de la afición fue, sin embargo, más fuerte que nunca. «El lunes después de la carrera, envié una encuesta para conocer las impresiones sobre toda la experiencia», continúa Schramm, «y mucha gente comentó lo significativo que era que nuestro Presidente durmiera en el campamento e hiciera cola para desayunar. A todo el mundo le encantó que estuviera allí, en pantalones cortos y sandalias, totalmente relajado y formando parte de la comunidad Porsche».
