El fatídico 6 de enero del 2000 fue un dia triste para el mundo de la velocidad cuando Sam Schmidt se estrelló mientras entrenaba en el Walt Disney World Speedway, luego de una carrera exitosa y llena de posibilidades de ser campeón de la Indy Racing League. El accidente lo dejó tetrapléjico, conectado a un respirador durante cinco semanas, perdiendo para siempre la sensibilidad de sus cuatro extremidades.
Pero los milagros existen y este año Schmidt vuelve al volante en las 500 millas de Indianápolis para una exhibición de manejo, usando sólo su cabeza… déle mente, todo es posible si hay voluntad y tecnología. Gracias a Chevrolet y su nuevo Corvette Stingray, pero en especial a la empresa Arrow Electronicos, que elaboró un sistema de conducción semi autónomo para la súper mákina, dándole la posibilidad a Schmidt de cumplir uno de sus sueños.
A pesar de lo que ha tenido que vivir, Schmidt no ha dejado de amar su deporte favorito. De hecho es propietario de Schmidt Motorsports Petersen, que ha contado con pilotos reconocidos.