Fue una carrera salvaje de seis horas en el circuito de Fuji, bajo condiciones terribles en medio de una lluvia torrencial, dando paso a un tremendo duelo de máquinas LMP1, cuya trayectoria será recordada por tres cosas: las órdenes del equipo de Porsche, los roces de KCMG con G-Drive Racing y Patrick Dempsey. La primera es sin duda la más importante, por ser la que tiene las mayores consecuencias en el campeonato. Para cuando la lluvia amainó, el Porsche #18 y #17 lograrían su acercamiento a la victoria, con una gran ventaja en el campeonato, pero una ventaja de 01.02 por el #17, que se movería apenas adelante por un margen de un punto, dejando a los dos equipos esencialmente iguales con dos carreras restantes en la temporada.