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El germen del cual brotó Mazda Motor Corporation fue la Hiroshima convulsionada tras la Segunda Guerra Mundial, jugando un importante rol en la reconstrucción de la urbe. Si bien el complejo industrial de Toyo Kogyo quedó prácticamente intacto, inspiró grandes sacrificios y esfuerzos, investigación y compromiso, pero también la invaluable oportunidad de amasar una gran tecnología propia en la medida que la ciudad se levantaba de sus cenizas. Así, Mazda se fue transformando en lo que es hoy, una marca de altos aportes continuos y que desde la perspectiva europea, donde ha logrado posicionarse fuertemente, es apreciada como premium.
Pero ¿Cómo se valora Mazda a sí misma? Al consorcio no le interesa tanto ser el No.1 en ventas, pero sí ser únicos en calidad, donde las comparaciones que establecen los medios más influyentes respecto a Mazda suelen ser con las marcas premium de Alemania. Un ejemplo es el mismo CX-3, que en casi todos los análisis de los editores más importantes es emulado con el Audi Q2.
Mazda está firmemente asentado sobre cuatro pilares, donde el primero de ellos es su tecnología SKYACTIV. Bajo este exigente canon de reingeniería automotriz, Mazda optimiza la dinámica de manejo, la eficiencia, chasis y transmisión, en aras de lograr el mínimo impacto ambiental, méritos que le han granjeado impresionantes calificaciones de la EPA, superando a muchos híbridos.
El Kodo Design (Alma en Movimiento) es la segunda columna de la estrategia Mazda, que ha redefinido el rostro de la marca en el concierto de la industria automotriz. Más que una línea estética con base en la naturaleza, Kodo es una filosofía que respira en cada uno de sus modelos con la fuerza de la convicción.
El tercer baluarte Mazda es su ambicioso “Mazda Connect”, el sistema de conectividad que rediseñó la interfaz, aumentando satisfacción en comunicación y entretenimiento a bordo y al mismo tiempo de minimizar las distracciones al conducir, reduciendo el estrés en íntegra salvaguarda de la seguridad.
La cuarta columna Mazda se manifiesta en el “Jinba Itai” de su propulsión. Este evocador concepto exclusivo literalmente significa «Caballo y jinete en uno solo», una noción desarrollada inicialmente en el Mazda MX-5, cuyo manejo se siente como una extensión natural del conductor. Bajo la dirección de Takeo Kijima, la firma profundizó sus nuevas tecnologías al potenciar la simbiosis ‘caballo-jinete’ en una dinámica armonía, un minucioso aporte de la firma a la experiencia de conducción que no se alcanza sólo con potencia y velocidad.
Sobre estos pilares en tetraedro, la firma de Hiroshima está entregando al mundo excelentes ejercicios de evolución en toda su gama, creando un meritorio estándar para la próxima era que ha dado mucha agua de beber. La elección del Mazda MX-5 como “World Car of the Year” 2016, más el hecho de contar la firma con más nominaciones en diferentes categorías que cualquier otro fabricante de la industria, hablan de la vivaz actitud Mazda de cubrir su gama con progresismo elocuente. «La CX-3 es la próxima evolución de nuestra misión de fusionar estilo, disfrute y eficiencia de conducción”, afirmó Jim O’Sullivan, presidente y CEO de Mazda North American Operations.
Tiene que ser así, por tratarse de un multitudinario segmento donde la innovación vibra como una obsesión. Pero además, la CX-3 llega a nuestro mercado como la mejor SUV en su profusa cosecha de premios. Todo comenzó con el Red Dot Design Awards 2015, un sello alemán de máxima calidad en diseño. Asimismo fue proclamado líder de eficiencia por la EPA; SUV compacta del año de Fleet News del Reino Unido; Ganador del “Hispanic Motor Press Award” y el “Savvy Ride Of The Year. El Consejo Alemán de Diseño distinguió a los diseñadores de la marca como el “Equipo del Año”, con el CX-3 a la cabeza e igualmente el nuevo SUV Mazdiano fue elegido como “El mejor entre los mejores” del Automotive Brand Contest 2015.
Bien mirado, el lenguaje de la CX-3 es el inicio de algo nuevo en diseño bajo el axiomático sello de pureza Kodo, que desde cualquier ángulo proclama al mundo su empática audacia en nombre de la aerodinámica. El estilismo de su frontal de limpio trazo parte su expresiva parrilla a siete cintillos, desde la cual sus ópticas en anguloso estilo se desprenden como ojos al asecho. El resultado estético es un contundente movimiento en el diseño del mecanismo de luces, desde sus LED de iluminación diurna hasta el avezado trazo de sus halógenos.
El ‘punto y aparte’ es la elipse que asciende, en típico salto de felino, desde el paso de rueda trasero hacia el frente, dándole a su ‘alma en movimiento’ un propósito de agilidad y coraje. Más que una línea de atrevida belleza, es una desinhibida conquista del espacio que sugiere todo lo que el lenguaje Kodo es capaz de hacer. Igualmente significativa resulta la curva sobre las ruedas traseras, ofreciendo una lectura de elegancia y diversión particularmente tenaz. La conclusión de su región posterior concisa y ágil, alude atlética densidad, gracias a sus líneas fornidas en ondulación y las volumetrías alcanzadas por las luces y el ‘cristal-portón’.
El habitáculo de la totalmente nueva CX-3 expresa un estilo dinámico y aventurero, donde el círculo es la geometría dominante, en vivaz sensación de refinamiento y movimiento. Su placentero carácter en sello Kodo lo suple una combinación tridimensional en ‘piel-metal’ que complacen vista y tacto, mientras la atmosfera holgada hace olvidar que se trata de un perímetro compacto.
El concepto “Mazda’s Head-up Cockpit” lo expresa su volante multifunción de sobria presencia en robusta tecnología, en cofradía con la fina talla del panel de instrumentos de la información vital, con un tacómetro análogo combinado con las demás informaciones de lectura digital, a lo que se suma el Active Driving Display, un cómodo velocímetro digital al pie del parabrisas vertido en lámina de cristal.
Su pantalla táctil de 7 pulgadas de nueva generación Mazda corona la limpieza del tablero, desde la cual diserta el avanzado Mazda Connect con todas las facilidades del infotaiment en Bluethooh, MP3, iPod ready, puertos USB y cámara de reversa. Destaca el fino diseño de su consola, con la elegante palanca y el control de comandos, que permite rotar, presionar, activar y desactivar las prestaciones disponibles.
Adjetivos de placer ergonómico le calzan muy bien a sus súper cómodos asientos de sobria expresividad en cuero, que parecen crecerse dentro del ambiente compacto del modelo.
El totalmente nuevo Mazda CX-3 impone condiciones de perfil SKYACTIV, con su motor de 2.0 litros a 4 cilindros, de expresivos 155 caballos de fuerza y 195 Nm de torsión, impulsados por su avanzada transmisión de 6 velocidades.
Si Mazda proclama que sus autos deben ser divertidos de conducir, la CX-3 traduce este mandatorio con determinada vocación, esgrimiendo nuevos niveles de sofisticación y placer al tomar su volante, especialmente en su modo Sport al momento de disfrutar de sus levas en el volante.
La totalmente nueva Mazda CX-3 es un admirable ejemplo de la cultura Kodo, cuyo diseño ha ido más lejos dentro de la gama en busca de nuevas expresiones naturales de mayor movimiento y belleza. Ofrecida como una destacada opción para aquellos de espíritu joven que buscan un vehículo atrevidamente elegante y evocadoramente deportivo, luce como una mákina “diseñada para entregar toda la diversión y la tecnología de los modelos más grandes, pero a un valor muy atractivo”, como sostiene Jim O’Sullivan. El modelo es impetuoso, para competir con clase en una categoría en la que todas las marcas tienen el cuchillo en la boca. ¿Cómo ser diferente, cómo sacar la cabeza de entre un resto muy capaz y dar la milla extra? CX-3 es la acertada respuesta de Mazda a las duras exigencias de su segmento, en términos de espacio, prestaciones, acabados y sentido práctico, al ser un vehículo de expresiva determinación urbana en el diálogo hombre-mákina. Su bagaje de valores llamados SKIACTIV, Kodo, “MazdaConnect” y “Jinba Itai”, están vaciados en acertada síntesis, por lo que la CX-3 es más que la suma de sus partes, no sólo para el conductor, sino también para todos a bordo.
