La nueva Ford Everest es flagrante fruto del Centro de Diseño global de Ford en Australia. Lleva un nombre adecuado, (el de la montaña más alta del mundo), por ser una alta cima de musculosa elegancia. El “sabor” de su tenacidad es una vivaz reinterpretación del diseño enérgico presente en toda la gama, en la medida que la marca continua describiendo un significativo cambio, tanto por dentro como por fuera. Otra pista en su diseño proviene de la interpretación que MAKINAS le da a la misma voz Everest: “montaña remota” en lengua tibetana, ya que el vigoroso trazado de esta SUV a siete asientos fue modelado hacia las regiones de lo desafiante.
Esculpida en aerodinámica impetuosa con el mejor coeficiente en su clase de 0.38, la Everest expresa un trazado elegante y aventurero. Su frontal contundentemente Ford es deleitante de tan fornido. Si la imaginamos como una mirada, su parilla trapezoidal parece intimidar, mientras su sentido de fuerza queda complementado con el vivaz trazado de sus grupos ópticos y luz de marcha diurna LED, creando un diseño unificado horizontal de perspicaz cultura en óvalo azul, aunado al sensible tramo inferior donde encajan las antinieblas, cuyo diseño funcional dirige el flujo de aire hacia abajo.
Hacia los lados el vigor se expande cortesía de las curvas sobre los pasos de rueda que blanden poderío, exhibiendo un tono muscular de gran carisma, acentuado por el diseño al vuelo del último cristal. Su enérgico posterior crea una sensación de refinamiento escultural, resuelta en macizos faros nocturnos conectados por un elegante trazo metálico, conjurando en conjunto una mákina en estilizado rejuego visual, mezcla de robustez y aire aventurero.
La apariencia refinada y espaciosa define la elegante cabina de la Ford Everest, con una tendencia al formato en cuadratura de los diversos elementos. El confort se palpa, se siente y se disfruta con un habitáculo pleno de materiales de primera calidad en lenguaje de metal, cuero y tejidos especiales. El tecno-placer del volante multifunción en piel exhibe firme personalidad, exaltado por finos texturizados a costuras sobre el tablero.
Un placer adicional en cabina es la conexión del usuario con el firmamento, dada la amplitud de su techo panorámico.
Reuniendo aplicaciones en selecta artesanía, la Everest se ofrece plena de tecnologías intuitivas de conectividad, donde toda la filigrana del Infotaiment lo suple el avanzado MyFord Touch con el sistema SYNC por medio de su pantalla táctil de 8 pulgadas, con esquinas codificadas por colores para facilitar los menús, ofreciendo sistema de Audio Premium, Bluetooth, iPod Ready, 2 puerto USB, entrada SD y auxiliar.
El espacio para siete viajeros es encomiable para el total confort, además ofrecer más de 30 nichos de almacenamiento. Las filas traseras son abatibles para fácilmente acotejar una bicicleta. Cabe destacar lo excepcionalmente silencioso del habitáculo, gracias a la tecnología Active Noise Cancellation de Ford que mitiga los ruidos externos. Un detalle adicional de alta utilidad es su compuerta trasera eléctrica, en una prestación no siempre propia de la categoría.
Si la Ford Everest luce robusta por fuera bajo el capó la respuesta es fornida por igual, gracias a la última generación de su motor Duratorq Diesel TDCi de 3.2 litros a cinco cilindros, que incluye un sistema de recirculación del escape actualizado para ganar en eficiencia. Así, la Everest es responsable de sus 199 caballos de fuerza, reforzados con un magnifico torque de 470 Nm disponible desde los 1,750 rpm, bajo la gestión de su transmisiones de seis velocidades que potencian rendimiento y eficiencia.
El cúmulo de tecnologías a la altura del Everest acompaña al conductor como un leal asistente. Esto fue lo que vivimos a bordo de nuestra Versión Titanium, una mákina sumamente placentera por donde quiera que vaya, así sea asfalto, tierra, lodazales y demás caminos indeseables, gracias a su avanzado sistema de modos de manejo Terrain Management System, que ofrece cuatro ajustes “Normal”, “Snow/Gravel/Grass”, “Sand” y “Rock”, para abordar con confianza cualquier situación.
El sistema Curve Control ayuda a mantener el control al aproximarse a curvas demasiado rápido; además, la Everest viene con los sistemas Lane Departure Warning and Lane Keeping Aid, par de tecnologías para mantenerse en su carril. El sistema de Blind Spot Information (BLIS), ‘le devuelve la vista al punto ciego’, al tiempo de venir de serie el control de crucero adaptativo con alerta de alcance y atenuante de colisión, más el control de estabilidad antivuelco, sin dejar de mencionar el avanzado Active Park Assist, una útil conveniencia que suple de confort las maniobras de estacionamiento.
La Everest es una nueva referencia Ford de fortaleza y elegancia, cuyo diseño destila al 100% la casta del consorcio de Dearborn, aunado a la versatilidad de sus sofisticadas prestaciones y potencia motriz, con un enfoque claramente orientado al rendimiento y a la comodidad en sus siete plazas. Tenacidad y capacidad tecnológica se materializan en la Everest, reflejando poder de la marca de cara al futuro. Equipada con las mejores credenciales todoterreno, su nombre nuevamente nos da una clave de sus alcances: Everest como sinónimo de altura dentro del segmento, modelo en que el óvalo azul ha puesto clase e ímpetu, haciendo estrecha frontera con otros hermanos de la gama, como la Explorer o la Edge, pero recreando el nuevo temperamento de marca con genuino sello propio, radiante de firmeza en Grupo Viamar.