En sí mismo, Porsche es una esencia indescifrable. Se trata de pasión en estado puro que incita a la reverencia, despertando los más fervorosos deseos de pertenencia. Cada nueva generación del 911 ostenta el diseño de una mákina fraguada en la cúspide. Es tal su pureza, personalidad deportiva, conducción tan única e imperecedera imagen, que nos atrevemos a decir que la historia automotriz sin el Porsche 911 sería inimaginable.
Porsche y deportividad son “almas gemelas”, sinónimos que expresan lo mismo con diferentes acepciones. Por dentro y por fuera, el nuevo Porsche 911 Carrera consolida su noción exclusiva de marca en cada trazo de su robustecido planteamiento. Sus inconfundibles líneas son la presencia externa de esa eterna pasión; sumado a su poderosa tecnología bóxer, su sónica de autoridad en cada recorrido y un vibrante interior como ningún otro. Así es como Stuttgart no se conforma con lo simple deportivo, llevando el concepto a la dimensión súper deportiva… una jerarquía exclusiva que Porsche viene cincelando desde siempre, concibiendo el sentido de la conducción hacia regiones inéditas, transformando carrocerías en códigos de placer que abrazan al usuario con el vehemente espíritu de la competición, pleno de agilidad y delirante diversión al volante.
Entregado al mundo en octava generación, la configuración del nuevo Porsche 911 Carrera se ha impregnado de una fluidez más determinada y musculosa, donde su histórica cultura deportiva se ha actualizado con precisión milimétrica, ungiendo de atrevidos impactos de estilo el ángel de su progresismo.
Su icónico semblante es un golpe estético de la más pura aerodinámica. Su frontal es una bocanada de nuevo encanto bajo la misma alquimia que ha cautivado al mundo por décadas, combinando la animosa fruición de su capó, la volumetría de sus ‘ojos’ y la tripleta de sus enfáticas ‘branquias’ a flor de piso.
De sus ópticas elipsoides hay que destacar su brillante gramática, que confieren al 911 Carrera una mirada más penetrante y tecnológica, compuesta de cuatro puntos luminosos LED de conducción diurna, agrupados alrededor de los faros bi-xenón, como parte del nuevo código de imagen Porsche, que tanto le luce al campeón de la 24 Horas de Le Mans, el Porsche 919 Hybrid. Los aros del 911 magnifican su perfil con la fuerza de la seducción, por la forma como su actualizado diseño deportivo impacta la pupila.
Otra de las gracias del 911 es el diseño de su gran alerón trasero autónomo a 120 km/h, que reduce sustancialmente la resistencia al aire. El intenso estilismo de sus nuevos faros traseros, le confieren un sentido de relieve o “efecto aura”, de acuerdo al léxico de Stuttgart, aunado al enérgico doblete de sus prominentes tubos de escape.
El habitáculo del 911 Carrera es de una “compactación libertaria”, valga la paradoja, por ‘empacar’ al conductor a niveles de íntimo ritual, logrando en este punto un salto vivazmente evidente entre manejar un deportivo o dejarse seducir por una mákina única. Su panel de instrumentos, las sensuales geometrías del tablero y su consola central inclinada, son síntesis de emociones.
Sus asientos atléticos son esculturas de piel que envuelven al conductor en tono SPA pero consumadamente Porsche. Al entrar en contacto con su nuevo volante tripoidal de aluminio y fino cuero, la emoción de conducirlo se sube como la champaña en un coupé de conexiones rápidas entre el tacto e instrumentos, volante y palanca…
Las exclusivas riquezas en cabina incluyen el nuevo PCM (Porsche Communication Management), con una progresiva pantalla táctil de párrafo aparte, donde el factor intuitivo respira máxima simplicidad. Se trata de info-entretenimiento altamente perfeccionado, presentando las opciones de personalización, datos de la dinámica, opciones de conducción y equipo de sonido en bandeja Premium.
Más que imponente propulsión, el corazón del 911 es orfebrería de la velocidad, con una nueva gama de sobrealimentación biturbo en gala deleitante, de tres litros y seis cilindros bóxer que ahora crecen en 20 Hp y 60 Nm de torque en cada versión.
Los 911 Carrera y 911 Carrera 4 abastecen una potencia de 370 caballos de fuerza y 450 Nm, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4.2 segundos.
Por su parte, el turbocompresor modificado del 911 Carrera S y 911 Carrera 4S, suma un nuevo mecanismo de mando del motor especialmente adaptado, más un sistema de escape especial, a fin de desbordar 420 Hp y 500 Nm de torque, disponible desde los 1,700 rpm y un régimen de revoluciones aprovechable hasta los 7,500 rpm, que sólo necesita 3.9 segundos para batir el ‘0-100’, convirtiéndose así en el primer 911 Carrera que rompe la mítica barrera de los cuatro segundos.
Estas prestaciones de ímpetu no fueran posibles sin la audacia de la nueva, fulminante y exquisita transmisión de 7 velocidades de doble embrague Porsche Doppelkupplung PDK.
Es ineludible decir que montarse en la butaca de este temperamental bólido brinda una sensación 100% Porsche incluso antes de encenderlo, acogiendo al conductor como un piloto de carreras, cuyo extremo confort incita a devorar largos trayectos. Una vez ‘sumergido’, la joya de Stuttgart descarga su primera dosis de adrenalina, entregándole dócilmente el control de su marcha, al cobijo de una ergonomía íntegramente orientada a consentir anatomías.
El 911 dispone, por primera vez, de un control giratorio de conmutación en el volante adoptado del 918 Spyder, para 4 placeres de conducción: “Normal”, “Sport”, “Sport Plus” e “Individual”… una versatilidad impresionante para un súper deportivo, dado que en el modo “Normal”, usted puede hacer cualquier rutina diaria por toda la ciudad como una seda. Así salimos de Peynado Ga hasta que el control de mis instintos me lo permitió, entonces fue necesario degustar el lado extremo del 911 Carrera con un “Sport Plus” de alta adrenalina, justo al llegar a la “pista” del Mirador Sur.
Otro as bajo la manga Porsche es su “Sport Response Button”, que sin importar la velocidad, pulsarlo convierte al 911 en un proyectil por 20 segundos. Este sistema pre-condiciona el grupo propulsor para la mejor aceleración posible.
El 911 lleva a nuevas magnitudes su “Lunch Control”, dado que ahora se puede hacer con mucha más potencia sin desactivar los sistemas de seguridad… y lo más bonito, el mismo 911 te avisa cuándo soltar el freno.
Al tomar las riendas de mi 911 Carrera 4S testimoniamos también los placeres que desata su nuevo chasis PASM, que ha reducido la distancia al piso en diez milímetros, con una dirección independiente en ejes traseros, aumentando la estabilidad en las curvas que son tomadas a gran velocidad. Esta fórmula cierra aún más el cerco entre el circuito de carreras y el asfalto ordinario… cortesía de su Majestad Porsche.
Este es el momento para apuntar meritorias adquisiciones de esta desafiante mákina: el “Porsche Stability Management” (PSM) es alta tecnología que aumenta la estabilidad y la agilidad en cualquier maniobra, gracias a sensores que corrigen de forma selectiva cada rueda para trazados perfectos de conducción. A esto debemos sumarle el “Porsche Torque Vectoring” (PTV) que administra la distribución variable del torque en las ruedas traseras cuando se toman las curvas rápidas. ¿Más?, el 911 cuenta con el “Porsche Active Suspension Management”, un exclusivo sistema automático o manual que ajusta la suspensión continuamente de la fuerza de amortiguación de forma individual… es la experiencia Porsche en pistas, traducida en idioma Carrera con soberbia maestría.
La potencia descomunal de su motor responde con docilidad absoluta a mis movimientos y mandatos, convencido una vez más de la armoniosa conjunción que puede realizar una ingeniería situada en el tope de la industria, sobradamente seducido por su rugiente sónica, su audaz tecnología y las excepcionales riquezas del 911.
El nuevo Porsche 911 Carrera es una síntesis de potencia, carácter, formidable dominio del entorno, bajo peso y una flexibilidad pasmosa, apasionadamente orientado al conductor, cuya arquitectura nos deja una impecable impresión de lo que la ciencia Porsche es capaz de desarrollar sobre cuatro gomas.
Sin duda valores majestuosos que el mundo admira, donde usuarios y no usuarios son fans de su categoría premium, por ser, parte por parte, el deportivo que genera las mayores pasiones universales. No es atrevido decir que este Porsche inimitable hace las veces de buque insignia de la categoría deportiva de la industria automotriz, dada su icónica silueta de portentosa presencia, inteligentemente rejuvenecida al paso del tiempo, los formidables logros de su bóxer “detrás de bambalinas”, con la evolución de su chasis. Además, sus nuevos turbocompresores, su torque a niveles de asombro y su eficiencia en grado sumo, son todas novedades fascinantes de este magistral arrebato del Olimpo.
En síntesis: ¿Cómo conectan la competición gloriosa sobre la pistas con el magnánimo placer de conducir en la calle? El Porsche 911 Carrera es la respuesta. Una respuesta única e inalcanzable, lúdica e icónica, oscilante entre leyenda e innovación, vibrante a todo Stuttgart en los salones de cristal de Peynado Ga.