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La discusión sobre la descalificación de Daniel Ricciardo en la primera prueba del año en la F1 se puso color de hormiga y subió a los tribunales, ahora entra en juego algo más denso. El magnate Dietrich Mateschitz, ha llegado incluso al extremo de amenazar con abandonar la Fórmula Uno por lo que considera una persecución contra los intereses de su equipo: “La cuestión no es tanto si tiene sentido económico seguir en el Mundial, nuestra decisión tiene más que ver con el espíritu deportivo, la influencia política… En estos asuntos hay un límite claro de lo que podemos aceptar”, aseguró el dueño de Red Bull, convencido de que la consigna de los estamentos que rigen el Campeonato es acabar a toda costa con la hegemonía de Vettel y los de Milton Keynes, que ya dura cuatro años – dijo un análisis del periódico español ’Sport’.
El recurso presentado por Red Bull ante la Federación Internacional del Automóvil (FIA) por la descalificación de Daniel Ricciardo en el GP de Australia se verá el próximo 14 de abril. Centrándose en el aspecto técnico que provocó la descalificación de Ricciardo en su estreno como piloto titular de Red Bull en Melbourne, Mateschitz explicó que “el equipo ha presentado una protesta. El sensor de flujo de combustible, que fue entregado a los equipos por la federación, dio lecturas divergentes e inexactas. Podemos demostrar la cantidad exacta de flujo de combustible que llegó al motor y estuvo dentro de la legalidad”. De la defensa de su piloto, el multimillonario austríaco, él único que posee dos escuderias – Red Bull y Toro Rosso – en la parrilla del ‘Gran Circo’, pasa de nuevo a una postura muy crítica cuando se refiere a la actual gestión del Campeonato: “Hay que hacer la Fórmula 1 como lo que solía ser años atrás, la disciplina máxima de los deportes de motor.
La Fórmula Uno no está para establecer nuevos récords en el consumo de combustible, ni para que sea posible tener una conversación con susurros durante una carrera. Es absurdo hacer una vuelta dos segundos más lento que el año pasado. La GP2 ofrece, en comparación, más carreras y más combates, y los tiempos por vuelta son casi iguales a los de la Fórmula Uno con una pequeña fracción del presupuesto que destinamos nosotros”, afirmó Mateschitz con evidente disgusto, haciendo referencia a aspectos tan polémicos como el del sonido de los motores V6, imperceptible respecto a sus predecesores V8, y el giro ecológico que ha experimentado la categoría reina.
