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Reflexiones al Volante

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Juan Carlos García ∙ 17 diciembre, 2018

Juan Carlos García
17 diciembre, 2018

Seccion Editorial

La conducción agresiva, conocida también como “violencia vial”, se ha incrementado en todos los escenarios urbanos del mundo, de acuerdo al informe 2018 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO.

El informe considera la violencia vial como una reacción de impaciencia o de intolerancia, vinculada a determinadas situaciones de tráfico; igualmente la señala como consecuencia de una sociedad afectada de estrés cotidiano, que altera a los individuos ocasionándoles ansiedades o frustraciones que los transforman en personas con actitudes de enojo, hasta llegar al extremo de violentar a otros.

Si bien no se indican resultados específicos por país por tratarse de una evaluación general, el documento sí señala a ciertos países asiáticos o africanos por su alta “manifestación negativa al volante”. Europa oriental es más agresiva que la occidental y ésta ligeramente mayor que los Estados Unidos o Canadá. En Centroamérica y El Caribe se hace patente un crecimiento en la variedad de reacciones violentas en sus principales centros urbanos.

Las principales manifestaciones de violencia vial o conducción agresiva que reporta el informe, son: aceleraciones bruscas y arriesgadas; amenazar con una cercanía potencial de choque entre un carro y otro; tocar la bocina del automóvil excesivamente; gestos obscenos con las manos; amenazas y exabruptos verbales; agresión física al automóvil de otra persona con objetos como palos o piedras; peleas en plena vía a mano limpia; amenaza con arma de fuego o llevar a cabo una persecución para cobrar venganza por una provocación… cualquier parecido al conductor dominicano no es mera coincidencia.

La violencia vial está considerada un delito, ya que se pone en peligro la integridad física de personas ajenas a los eventos de riesgo que protagonizan dos conductores. Sin embargo, las penas que reciben los agresores son de grado menor, como multas o presidio leve, lo cual es una forma de incentivo a la violencia.

La pregunta es: ¿Qué estamos haciendo aquí para prevenir la violencia vial? ¿Cuál es nuestro “granito al volante” que aportamos como conductores para reducir este flagelo? MAKINAS comparte con sus lectores este informe, no por lo novedoso de sus resultados, porque todos los conocemos de sobra, sino para recordarnos que debemos ‘abrocharnos’ de prudencia como lo hacemos con el cinturón.

 

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