El Circuit de Catalunya se cimbró cuando miles de fans vieron a Fernando Alonso estrellar su monoplaza a 150 km por hora. Todos suponían que nuevamente el asturiano se colocaría entre los mejores, como suele ser tradicional en los test pretemporada de la Fórmula 1, antes de entregar el carro a Jenson Button para que se fajara con los típicos ajustes mecánicos. Sin embargo desde los primeros momentos de la jornada el asturiano se mostró visiblemente molesto a causa del rendimiento del carro y el viento cruzado. Reportes en la zona cuentan que tras una docena de vueltas, Alonso se detuvo en box y discutió con sus técnicos, volvió a pista, dio ocho giros más y a las 12:35 pm se salió y tocó el muro. El choque sobre la Curva 3, fue a 150 km/h y ameritó asistencia médica inmediata. Reportes extraoficiales señalaron que Alonso no estaba consciente al llegar los socorristas, pero luego recuperó el sentido. El piloto se reportó “bien, consciente y hablando durante el traslado, en helicóptero a un centro médico cercano a fin de serle practicados exámenes de rutina (incluyendo un TAC con buenos resultados). Aparentemente el accidente es imputable a causas humanas, no a un problema mecánico: una hipótesis subrayada por el hecho de que McLaren generó un pronto comunicado reportando el accidente y las consecuencias, pero no las causas. Presentes en la zona afirman “el carro se salió y tocó el muro” añadiendo la posibilidad de que el piloto haya sufrido un golpe de viento, algún colapso físico leve que le haya hecho perder el control o una descarga del Kers. El carro, en las gráficas generadas in situ, lucía bastante intacto, pero McLaren se apresuró a ocultarlo a la vista mientras lo recibía en su box.