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El capítulo final de la fabricación del McLaren P1 concluye como el ensamblaje del último McLaren 375a, cerrando la historia del súper deportivo más avanzado tecnológicamente jamás hecho por fabricante británico. Desde su lanzamiento, la innovación fue su fuerte, cuando arrebató el aliento del mundo en el Salón del automóvil de París del 2012, desde entonces esta mákina de privilegio ha estado escribiendo titulares, rompiendo los tiempos de velocidad, exudando adrenalina súper exclusiva a sus propietarios.
La producción comenzó durante el verano de 2013, con toda la producción vendida antes de la primera entrega, caracterizada por su acabado con pintura de plata hielo y extensos niveles de fibra de carbono, construido como parte de las celebraciones del 50 aniversario de McLaren en septiembre de 2013. Se trató de un merecido homenaje a Bruce McLaren, el hombre cuyo sueño de producir esta lujuria a cuatro ruedas se hizo realidad. Desde ese momento cada unidad fue construida con devota personalización, en consulta con el equipo de Operaciones Especiales de McLaren (MSO), asegurándose de que no hubiera dos McLaren iguales.
El último McLaren P1 viene en naranja nacarado único, dado su sofisticado proceso de teñido. El color se hace eco de la sombra de la 64ª y último McLaren de la Fórmula 1. Cuenta con sutiles elementos de estilo en fibra de carbono, mientras que los aros súper ligeros están acabados en plata. Una mezcla de refinamiento y la intención deliberada es evidente dentro de la cabina con toques de estilo a medida, como mandan los cánones, llevada a cabo por los genios del MSO, incluyendo un apasionado brillo negro en el panel de instrumentos y las salidas del aire acondicionado, más asientos de carreras de fibra de carbono de peso ligero, finos tapizados en Alcantara negro y naranja, y mega costura en el volante, sencillamente una gema del camino… la última de su historia.
