En una nueva versión de su sencillo «Stolen Car», la leyenda del rock Sting, cambió su modelo de aquella producción del 2000, para ahora hacer “coro”, 15 años después, con un intenso Maserati Quattroporte, que el cantante ‘toma prestado sin permiso’ para eclosionar sus más recónditos deseos de placer y lujuria, lo que prueba que los apetitos cambian con el tiempo al raptar sin ningún esfuerzo esta nave de los dioses, vivir a bordo sensaciones innombrables y luego volver a la realidad, entregando las llaves del “Tridente” como si nada. Una reverberante factura en lo cosmético y evocador, que liga escenarios opulentos y acciones tan lúdicas como voluptuosas… “chequea”…