700 es una cifra grande, como grande es el esfuerzo israelí de integrar al torrente vial de su capital esa cantidad de unidades destinadas al transporte público, en cooperación con el fabricante chino BYD.
La compañía israelí destinó 400 millones de nuevos siclos (alrededor de 111 millones de dólares) para reemplazar la cuarta parte de su flota actual compuesta por 1.300 vehículos que funcionan con diesel con modelos eléctricos en los próximos cinco años.
Según informes, el ministro de Transporte de Israel, Yisrael Katz, desempeñó un papel clave en la iniciativa y llevó al ministerio a la remoción de las restricciones que pudieran retrasar la importación de los nuevos autobuses, los cuales son totalmente eléctricos. Algunos modelos ofrecen un sistema fotovoltaico montado en el techo con el fin de generar energía.
«Los autobuses cumplen con el objetivo del gobierno de reducir en 60% el uso de combustible en el transporte público», dijo el ministro durante la inauguración.«Dan ha dado servicio a los pasajeros durante los últimos 60 años y la nueva versión es sin duda compatible con el espíritu de nuestra época».