El mes pasado en el circuito de Fuji, en Oyama, Shizuoka (japón), la firma Toyota probó un prototipo impulsado con hidrógeno líquido, siendo la primera vez en la historia en que un auto propulsado con este combustible pisa un circuito.
El vehículo, un Toyota GR Corolla participó en tres sesiones, simulando condiciones reales de competición, como el hecho de compartir la pista con otros vehículos y la necesidad de repostar en los momentos indicados.
El piloto Masahiro Sasaki comentó sobre el reto: “Estamos luchando por hacer posible un futuro para el motor de combustión interna explorando una tecnología considerada inviable para los automóviles, en el terreno ignoto de los -253°C. Aunque quedan aún varios obstáculos por superar, como con el hidrógeno gaseoso, esperamos la agilidad del desarrollo conseguido en los circuitos acabe reflejándose en los automóviles de uso cotidiano”.
El equipo tiene como objetivo competir en la temporada 2023 de la serie Super Taikyu, que comienza este mes, lo que permitirá intensificar el trabajo para ampliar las opciones de combustible en aras de una sociedad neutra en carbono.
En marzo de 2022, en la ronda inaugural de la Super Taikyu, en el Circuito de Suzuka, Toyota anunció que había empezado a desarrollar un vehículo propulsado por hidrógeno líquido. Después de tres meses, en la segunda carrera, disputada en el Circuito de Fuji, el equipo expuso un sistema a bordo y una estación móvil de hidrógeno líquido.
Luego de las pruebas y la homologación de los depósitos de hidrógeno líquido y otros componentes, a finales de octubre, lograron llenar el vehículo con hidrógeno líquido para realizar una prueba de conducción.
En noviembre, el equipo organizó varias sesiones en pista para resolver cualquier problema con el sistema de hidrógeno líquido y dejar el auto listo para la competición. Este año 2023 la prioridad ha sido perfeccionar la tecnología y formar al personal, para poder competir con un vehículo propulsado por hidrógeno líquido en la serie Super Taikyu.
Ventajas del hidrógeno líquido
En general, la posibilidad de utilizar un combustible líquido multiplica la densidad energética por unidad de volumen e incrementa la autonomía.
En el caso del hidrógeno gaseoso, los depósitos se llenan a alta presión y, por lo tanto, deben ser cilíndricos. Sin embargo, cuando el combustible está en estado líquido, no es necesario que los depósitos estén presurizados. En el futuro, los depósitos de combustible podrían tener la forma que más convenga para montarlos bajo el piso del auto, lo que ofrece el potencial de mejorar la estructura del vehículo.
Con el hidrógeno líquido se hace posibles estaciones de hidrógeno móviles más compactas. La licuación reduce el tamaño que deben tener los camiones de transporte y elimina la necesidad de instalaciones con presiones de hasta 70 MPa.
También disminuye el impacto de la estación hasta alrededor de una cuarta parte de lo que sería necesario para el hidrógeno gaseoso. Como sucede con los vehículos de gasolina, se podría repostar también en la zona de boxes. Más aún, puesto que el repostaje ya no tiene que ser a presión, se pueden repostar múltiples vehículos uno después de otro.