El mundo del automovilismo de colección acaba de recibir una pieza maestra que redefine la relación entre tradición, diseño y sostenibilidad: el Bentley Blower Jnr. Esta creación no es solo un vehículo, sino una obra de arte con ruedas, fruto de la alianza entre Hedley Studios y Bentley Motors. Con su inminente entrada en producción, el Blower Jnr marca un antes y un después en la interpretación moderna de los clásicos más venerados de la historia del motor.
Inspirado en el icónico Bentley Blower de 1929, este modelo de escala reducida (85 % del original) traslada el carisma de los años dorados del automovilismo a una nueva generación. Pero no se trata de una simple réplica. Su propulsión totalmente eléctrica y su diseño legal para circular en carretera lo posicionan como una propuesta insólita dentro del segmento de vehículos urbanos de lujo.
El desarrollo del Blower Jnr se ha extendido por más de 18 meses de pruebas, culminando recientemente con una fase final de validación en la isla de Jersey. Con su geografía encantadora, su red de caminos angostos y un límite de velocidad ideal (40 mph), Jersey ofreció el escenario perfecto para afinar cada detalle dinámico del modelo. Durante tres intensos días, un grupo selecto de representantes de ambas marcas, junto a medios internacionales, recorrieron más de 650 millas comprobando el rendimiento y la experiencia de conducción que ofrece este pequeño gigante.
Cada unidad del Bentley Blower Jnr será elaborada con técnicas artesanales, tal como dicta el linaje de Crewe. Las planchas de la carrocería serán moldeadas a mano, mientras que los ingenieros ensamblarán su sistema eléctrico de 48 voltios, alimentando un motor de 15 kW que alcanza los 72 km/h (45 mph). Aunque sus cifras no rivalizan con los superdeportivos actuales, su encanto no reside en la velocidad, sino en la fidelidad histórica, el refinamiento estético y la experiencia sensorial de conducción.
Con apenas 349 unidades programadas para su fabricación, el Blower Jnr es un vehículo pensado para coleccionistas que buscan más que un objeto de deseo: buscan una extensión de su personalidad. Gracias al configurador de Hedley Studios, cada comprador podrá crear una pieza única, desde el color y los acabados, hasta la inclusión de números de competición, guiados por paquetes de estilo curados cuidadosamente por el equipo de diseño.
Ben Hedley, fundador y CEO de Hedley Studios, definió el inicio de producción del Blower Jnr como un hito trascendental para su firma. Este modelo simboliza la fusión entre ingeniería moderna, pasión artesanal y respeto por la historia. La emoción por ver las primeras entregas en carretera en los próximos meses es compartida por todos los involucrados en este exclusivo proyecto.
Por su parte, Mike Sayer, responsable de la colección Heritage de Bentley, destacó la fidelidad del diseño y la meticulosa atención al detalle con la que el Blower Jnr fue creado. El modelo original de 1929, asegurado por 25 millones de libras, fue el punto de partida para esta interpretación moderna, que mantiene dimensiones notables (3,7 m de largo y 1,5 m de ancho), pero con alma contemporánea.
El Bentley Blower Jnr no solo es legal para circular por las vías públicas, sino que redefine el concepto de “city car”. Su formato compacto, su propulsión eléctrica y su capacidad para transportar dos adultos en tándem lo convierten en una opción extraordinaria para quienes buscan moverse por la ciudad con distinción, estilo y un guiño al pasado.
El Blower Jnr es mucho más que un automóvil eléctrico de edición limitada. Es una celebración de lo que significa el legado automotriz británico cuando se combina con la innovación artesanal y tecnológica del siglo XXI. En un mercado donde la sostenibilidad y el lujo a menudo siguen caminos separados, este modelo demuestra que ambas dimensiones pueden convivir con armonía y belleza.
Con su producción ya en marcha y una exclusividad asegurada, el Bentley Blower Jnr se prepara para ocupar un lugar privilegiado no solo en garajes de coleccionistas, sino en la historia reciente del automóvil como símbolo de cómo lo clásico puede reinventarse sin perder su esencia. Un tributo rodante al arte de conducir.