La alta gama automotriz no se mide solo en potencia o precio, Aston Martin nos recuerda que la verdadera distinción reside en los detalles. El nuevo DB12 Volante Palm Beach Edition, una colaboración entre Aston Martin Palm Beach y el atelier de personalización Q by Aston Martin, no es simplemente un vehículo. Es una declaración. Una pieza única de artesanía británica impregnada del espíritu costero de la Florida.
Este modelo no pretende deslumbrar con exageraciones. Lo hace con elegancia contenida. El tono Frosted Glass Blue que envuelve su carrocería —resultado de una meticulosa aplicación manual que incorpora escamas de vidrio— brilla con un destello que evoca las aguas cristalinas y el sol perpetuo del Atlántico sur. No es un azul cualquiera, es un azul que respira Palm Beach. Una cinta blanca Club Sport recorre discretamente los bordes del automóvil, acentuando su silueta atlética sin romper su armonía. Las llantas de cinco radios en acabado Gloss Jet Black Diamond Turned rematan la estética con un aire deportivo sin perder sofisticación.
Al descapotar este Super Tourer, lo que antes era insinuación se convierte en manifiesto. El habitáculo revela una composición cromática marina en cuero Aurora Blue e Ivory, con costuras en rojo especiado que evocan la vitalidad tropical. Pero el verdadero protagonista es el motivo de palmas, presente en bordados, inserciones, molduras y hasta en las placas de aluminio pulido de la edición especial. Todo ello se fusiona con maderas nobles como el Linear Light Olive Ash, dispuestas en corte espejo y seleccionadas por su semejanza con el veteado de la madera de palma.
La atención al detalle raya en lo obsesivo: desde las coordenadas geográficas de Palm Beach grabadas sobre el tablero hasta los motivos metálicos incrustados en los respaldos. Cada elemento rinde homenaje al paisaje, al estilo de vida, y al aura estética de uno de los destinos más emblemáticos de Estados Unidos. Es una evocación visual y táctil de la experiencia Palm Beach, encapsulada en un automóvil.
Pedro Mota, presidente regional de Aston Martin para América, lo resume sin grandilocuencia: este DB12 Volante “encarna la elegancia discreta tanto de Palm Beach como de Aston Martin”. No exagera. Este modelo no grita su exclusividad, la susurra con autoridad. Y en ese susurro se adivina la maestría de Q by Aston Martin, una división que ha sabido convertir la personalización automotriz en una forma elevada de arte contemporáneo.
El programa Q no es solo una oferta de acabados a la carta. Es una experiencia. Un proceso de co-creación en el que los clientes pueden esculpir su automóvil como una extensión de su personalidad. Desde la selección de materiales hasta los más mínimos gestos estéticos, todo puede ser moldeado al gusto del comprador. Nada está fuera de alcance. Ninguna idea es demasiado atrevida.
Con esta edición Palm Beach del DB12 Volante, Aston Martin no solo presenta un coche. Presenta una visión: la de un futuro donde cada vehículo pueda ser tan irrepetible como su dueño. En una era de producción masiva, esta es una invitación a lo singular. A lo íntimo. A lo verdaderamente exclusivo.
Porque hay objetos que se conducen. Y otros, como este, que se contemplan, se admiran… y se recuerdan.