Después de haber conseguido la pole adelante de su compañero de equipo McLaren y por encima de su feroz rival Alain Prost, el brasileño Ayrton Senna dominó la carrera de 67 vueltas, estremeciendo el circuito por más de un minuto para vivamente emocionado mientras celebraba con todos en los boxes, su primer triunfo, momento que resultó ser una imagen icónica que permanecería por siempre en la trayectoria de la Fórmula 1, hoy y siempre.
Senna ganaría de nuevo este año en el Gran Premio de Bélgica en Spa-Francorchamps, y se habría quedado con Lotus hasta 1988, para unirse a a McLaren y embarcarse en una carrera inolvidable, que tristemente tuvo el saldo trágico en el autódromo Enzo e Dino Ferrari en el Gran Premio de San Marino, en aquel fatídico 1994. Su ida a destiempo motivó tres días de luto del gobierno de Brasil y un entierro con honores de Estado; con más de un millón de dolientes franqueando su cortejo, sin duda su legado sigue vivo hasta nuestros días.