Ser conductor de una Porsche 918 con setenta años al frente de su volante, eso es tener casi la misma edad que la marca, de modo que entre ambos hay química y se entienden. La piloto y su mákina lucen de los más acoplados en la comunidad de Marco Island, Florida. La inquieta conductora es marido de un ex piloto de carreras, lo cual explica su sensibilidad a la hora de montar su súper deportivo, lo que prueba que la edad está en la mente, no en la piel porque ella conduce como un teenager sin cortapisas a la hora del ‘púyalo’
A la intrépida ancianita se le suele ver a menudo cuando pasa como una flecha alrededor de la isla, que la cámara pudo captar. Probablemente en su camino al tenis con las chicas. Aún más hilarante, es que en la placa lee «muerde». Toda una anciana de armas tomar