El giro de Toyota a la movilidad eléctrica estaba motivada por el proyecto RAV4 EV, el eléctrico que no se ha cumplido con las proyecciones de la firma. Por lo que están ‘reevaluando’ el proyecto, así como la colaboración con Tesla de la que ha recibido unas 2,500 baterías eléctricas, la estrategia Toyota podría ser otra y el RAV4 quedarse estancado en un bache tecnológico a la mitad del camino. En tal caso, Toyota abrazaría la tecnología híbrida por encima de todo.
El año pasado se conoció una versión muy conseguida de su primer automóvil de hidrógeno, el FCV Concept, cuyo modelo de producción está previsto sea lanzado al mercado estadounidense ya en el 2015. Toyota lo intentó: en 2010 adquirió un 3% de las acciones de Tesla para después, en el 2011, firmar un acuerdo de desarrollo conjunto por valor de 100 millones de dólares y al que se le sumaría el de suministro de baterías. Pero «es obvio que Toyota no ve un mercado de la movilidad eléctrica», sostiene John O’Dell, analista de movilidad ecológica para la investigadora edmunds.com. «En realidad ven el futuro de los vehículos de cero emisiones en el hidrógeno», agregó.