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Mucho antes de que el sobrenombre Hellcat, «Gato infernal» en español, adornara el Dodge Challenger, tan singular apelativo designaba un avión que durante la Segunda Guerra Mundial realizó varias misiones sobre el Océano Pacífico, llamado Grumman F6F Hellcat, que aportó a Estados Unidos una ventaja de lucha contra los combatientes japoneses.
Si bien su capacidad de lucha por décadas puede ser valorada de antigua, respecto a los estándares de hoy, su leyenda está viva e inspira el descomunal brío del Challenger Hellcat X.
Es simplemente una bestia, con su motor sobrealimentado de 6.2 litros Hemi V8 pero ahora, complementado con dos turbocompresores Hellion, que generan 805 caballos de fuerza.
Las cifras de potencia no terminan allí. Mientras que el estándar de Dodge Hellcats Wallop de 650 libras-pie de torque, empuja el Challenger Hellcat X al estrambótico torque de 800 libras-pie. Aún no probada su aceleración en la pista, pero teniendo en cuenta la energía masiva puesta bajo el capó, hacen que sea una mákina súper rápida. Su alerón trasero recién aplicado y divisor frontal de tamaño considerable que sugiere que es una bestia comemillas.
Pero si el poder en el muscle car de Dodge fuera poco, hay planes de lanzar un Dodge Challenger R/T, como el de 1970 que se completa con un V8 y una empuñadura en la transmisión manual de cuatro velocidades.
