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Günter Steckkönig regresa a Solitude con el 914/6

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Cesar Donovan ∙ 24 agosto, 2023

Cesar Donovan
24 agosto, 2023

El circuito de Solitude fue donde nació la pasión de Günter Steckkönig por el automovilismo y su actividad como piloto comenzó en serio con un 914/6. Ahora, décadas después, vuelve a esa pista al oeste de Stuttgart en el 914/6 recién restaurado de Achim Kächele.

A principios del verano de 2023, mientras Günter Steckkönig se sienta al volante de un 914/6, dos importantes acontecimientos vitales han cerrado el círculo para uno de los principales pilotos de Porsche en el pasado siglo.

Ya hacen unos 70 años, Günter y su padre estuvieron visitando el circuito de Solitude, a las afueras de Stuttgart y no lejos de su casa en el barrio de Degerloch. Fue allí donde empezó su pasión por el automovilismo e inició un viaje que le llevaría inicialmente lejos de casa y que, décadas más tarde, le devolvería al punto de partida.

«Aquel día en el autódromo, me vino un sueño: ¿cómo puedo convertirme en piloto de carreras?», expresó Günter Steckkönig, sentado en la torre de salida y meta de Mahdental. En 1953, empezó un aprendizaje como mecánico en Porsche. Más tarde, se sentó a menudo al volante en pruebas de desarrollo, realizó optimizaciones, acumuló experiencia y, como técnico de competición, conoció a gente importante en ese mundo. Todo ello le ayudó a intensificar sus esfuerzos, a mediados de la década de 1960, para lograr victorias como piloto.

En 1970, participó con un Porsche 914/6 GT en su primera carrera del Campeonato del Mundo de Resistencia, los 1.000 Kilómetros de Nürburgring. Ese mismo año, en el Marathon de la Route en Nürburgring, los tres Porsche 914/6 cruzaron la línea de meta casi simultáneamente, después de 86 horas.

«Disfruté mucho conduciendo aquel auto. «El margen hasta llegar al límite no era amplio y muchos pilotos tenían respeto por el riesgo de hacer un trompo. Pero yo no tuve ningún problema. Esa no es la única razón por la que el 914 me gustaba». comentó Steckkönig. Quizá también porque celebra sus primeros grandes éxitos con este auto de carreras de motor central. Rápidamente se convirtió en un habitual del podio y, en los 1,000 Kilómetros de Zeltweg, unos meses más tarde, ganó el grupo GT 2.0 para el equipo Strähle Autosport, de la cercana localidad de Schorndorf. En mayo de 2023, Achim Kächele llega desde la localidad de 40,000 habitantes al este de Stuttgart con su 914/6 restaurado, en el que se sienta Steckkönig y hace que retroceda el tiempo.

«Si el 914 hubiera recibido tanto amor y desarrollo como el 911, incluso podría haber sido el mejor coche de carreras. «Hoy en día, los autos de competición tienen motor central. ¿Por qué? En mi opinión, la distribución equitativa del peso entre los ejes delantero y trasero es simplemente una ventaja», señaló este hombre de 87 años.

En 1971, el 914/6 también compitió en la Targa Florio, otro de los recuerdos favoritos de Steckkönig y un hito significativo de su carrera. «Soy un gran aficionado a la Targa, me encantaba el largo y estrecho recorrido de montaña. Para mí, cuanto más largo, mejor. Fui ganando velocidad con el tiempo y entonces había progresado mucho. Pero luego, de repente, se acabó: eso fue difícil para mí».

Günter Steckkönig sigue siendo un hombre extremadamente educado y simpático. Sonríe cuando habla de cómo el automovilismo le moldeó y definió. Es lo que los suabos llaman un «buen tipo» hasta la médula.

«No conduzco rápido, sino de forma limpia y precisa. Y eso me hace rápido», le agrada decir. Ahora se ríe cuando cuenta que, en 1973, voló a Sicilia con repuestos para la Targa y allí se enteró de que su auto de competición no está en condiciones de correr. «Así que me subí al RSR de entrenamiento y lo conocí durante carrera». Terminó sexto y se convirtió en leyenda cuando, debido a un fallo eléctrico, lo tuvo que llevar hasta Stuttgart sin detenerse.

A partir de 1976, Steckkönig también compitió en las 24 Horas de Le Mans, al principio con un segundo piloto, «sin los sistemas de asistencia que tenemos hoy en día y, por tanto, no tan rápido». Este debut le fue bien: junto con Ernst Kraus, terminó séptimo con el Porsche 908/03 Turbo. Después, viajó a los circuitos más importantes del mundo, como Daytona, Silverstone, Brands Hatch, Kyalami. Steckkönig conduce casi todos los autos de carreras Porsche, como piloto oficial y con equipos privados. Sus preferidos no son solo el 914, el 908/03 y el 911, sino también el 930, el 935J, el 928 y muchos más. Además de sus habilidades como piloto, siempre se apreciaban sus increíbles conocimientos técnicos.

Finalmente, eso puso fin a su carrera deportiva. A Steckkönig le costó asumirlo, aunque ahora lo ha superado. Tras ganar una carrera, Ferdinand Piëch, le dijo: «Puedo contratar a buenos pilotos en cualquier parte, pero los buenos técnicos son más difíciles de encontrar. Tienes que centrarte más en tu trabajo».

Esto no hizó que Steckkönig renunciara a la velocidad, ni que su habilidad al volante dejara de ser necesaria. Trabajó para Porsche durante 30 años en el departamento de pruebas. Para las de desarrollo, a veces recorría las autopistas alemanas a 260 km/h, sin saber si el resto de usuarios de la carretera se percataban de su presencia. «Algunas curvas rápidas eran importantes para nosotros. «En ocasiones, eso era más emocionante que conducir en carreras», recuerda Steckkönig.

A pesar de la satisfacción por su exitosa trayectoria en las carreras, se entristeció cuando su etapa en Porsche llegó a su fin. El padre de dos hijas, que ahora vive con su esposa Ellen en Vaihingen an der Enz, pilotó por última vez el 917/30 de Mark Donohue en el Gran Premio Oldtimer de Nürburgring, en 1992. Esta aparición fue un broche de oro que resume a la perfección la extraordinaria carrera de Günter Steckkönig. Debido a que el auto del museo todavía llevaba unos neumáticos con décadas de antigüedad, tuvo que encontrar unos de recambio justo antes de la carrera. Sus contactos como técnico le fueron muy útiles: un amigo de Goodyear se los proporcionó. Se colocó en la primera fila de la parrilla y, lo que es más importante, devolvió el auto sano y salvo al museo. Un técnico de pura sangre con un estilo de conducción preciso.

Este piloto ha regresado al circuito de Solitude. De nuevo en un 914/6, como en 1970, cuando su carrera recibió su primer gran impulso. «Este auto es realmente especial. «Tantos buenos recuerdos», expresó Günter Steckkönig.

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